Alonis,
Alone, Alonai, podría situarse en lo que hoy conocemos como El Campello. El
nombre pudo estar relacionado con cereales, pero la zona no parece adecuada
para ello; quizás se trate de la habitual helenización de un nombre propio, Kan
be Lau. Estrabón y Estéfano de Bizancio coinciden en calificarla como colonia
massaliota, hecho que pudiera deberse a la presencia de comerciantes
massaliotas ocupando el puesto dejado por los púnicos. Massalia era la actual
Marsella.
6 de abril
de 2009
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Alonis,
Alone, Alonai, podría situarse en lo que hoy conocemos como El Campello. El
nombre pudo estar relacionado con cereales, pero la zona no parece adecuada
para ello; quizás se trate de la habitual helenización de un nombre propio, Kan
be Lau. Estrabón y Estéfano de Bizancio coinciden en calificarla como colonia
massaliota, hecho que pudiera deberse a la presencia de comerciantes
massaliotas ocupando el puesto dejado por los púnicos. Massalia era la actual
Marsella. Los massoliotas fundaron cuatro colonias al norte de Mastia: dos
entre el cabo Nao y cabo Palos; Alonis más debajo de Benidorm (Estéfano) y una
desconocida (Estrabón, 159) que llevaba un nombre griego Akra Leuke (Diodoro,
25,10) y otras dos más norte. Estrabón (3,4,6) cita tres colonias :
Hemeroskopeion, Akra Leuka y Alonis. Herodoto, menciona: Emporion,
Hemeroskopeion, Alonai, Molydon, etc. De enorme importancia para la
helenización del mundo ibérico. Ambos autores coinciden también en que en sus
inmediaciones se hallaba una isla, Plumbaria o Planesia. Yo me decanto por
Planesia, situando a Plumbaria en Benidorm. Esta teoría ha sido seguida por
autores como Madoz y Orts Berdin. Las fuentes esenciales de Estrabón para la
redacción de su Libro III (Iberia) fueron otros autores griegos de las épocas
arcaica, clásica y helenística: geógrafos como Piteas, Eforo, Eratóstenes.
Artemidoro y su contemporáneo Poseidonio, historiadores como Polibio,
gramáticos como Asklepiades de Myrlea y por supuesto el inevitable Homero, cuya
utilidad histórica reivindica frente a la crítica de Eratóstenes. Ptolomeo cita
entre las poblaciones importantes de la Contestania al puerto de Alonai,
relacionada con el comercio griego. Alonai es un enclave antiguo, mencionado
por Artemidoro de Efeso hacía el 100 a.C. como “ isla y ciudad de Massalia).
Hoy nos encontramos en un punto crucial, en el que están saliendo a la luz,
espacios monumentales que podemos adscribir a la ciudad romana de Allon,
Alonis, Alone, Alonai. Los geógrafos Guarino Veronensi y Gregorio Tifernate,
sitúan a Alonis en nuestra costa, próxima al rio Alebo (Monnegre). Antonio
García y Bellido, geógrafo, en su traducción de Estrabón, y como nota a pie de
página apunta la teoría de que Alonai podría situarse en el mismo lugar.
Escolano, en sus Décadas, asume también esta teoría. El origen de Alonai,
Allon, Alonis, Alone, no es claro. Recientemente esta cuestión ha sido
analizada por P. Moret (2000,250 ss), a cuyo trabajo remito para más detalles.
Tradicionalmente se ha propuesto un origen griego (Tovar,1989,t,3,205), bien
con el vocablo griego alonia (era) (Schulten, 1992,232) o con alon (sal).
Precisamente ésta sirvió para defender la ubicación de Allon en Santa Pola y
Guardamar, por la existencia de salinas en sus inmediaciones, pero la
derivación de esta palabra, con espíritu áspero, a Alonis (espíritu suave) es
forzada, como opinan Correll (1999) y Moret (2000). E. Llobregat (1990,68,97)
propuso un origen ibérico de la palabra, que a Moret le parece, igualmente la
más probable. Desde el Renacimiento y sobre todo durante los siglos XVIII y
XIX, algunos eruditos analizaron con atención los textos de la antigüedad
clásica tratando de encontrar en ellos referencias históricas para explicar el
origen de nuestro Campello. Se esforzaron en demostrar que tal o cual texto
hace referencia a nuestra ciudad. La tendencia actual entre los historiadores
es desmitificar el valor de estos textos clásicos por ser demasiado imprecisos.
Sin embargo hemos de tener en cuenta la narración de D. Vicente Bendicho,
Cronista de Alicante, que nos dice, según el Excmo. Sr. D. Antonio Valcárcel
Pío de Saboya : “… … … … que en el término de esta ciudad, Alicante, al sitio
que nombran el Campillo en la costa marítima, dos leguas distante, caminando
hacia Denia, donde estaba el hospicio del convento de la Merced, se descubrían
ruinas, y se habían encontrado medallas, barros u otros indicios de antigua
población romana. Que en el año de 1630 y 1640 en que escribía el deán D.
Vicente Bendicho la crónica de Alicante, se hallaban más patentes estas ruinas,
porque aún estaban incultos aquellos campos, ya después reducidos a labor (
Bendicho, Crón. De Alicante, lib. 1º). Llamó el expresado deán Bendicho a este
sitio con el nombre de la Illeta, porque enfrente había una torre de atalaya
con esta denominación, y dijo que se veían en su tiempo muchas ruinas con
largos y extensos fundamentos de edificios, con muestras de calles y plazas, y
de albercas con que se regarían las tierras. Añadió, que aún quedaban vestigios
de los muros en pedazos de fortísimos y bien hechos paredones, y que se veía
donde estaban las torres y puestas del muro. Que el sitio de la ciudad era
prolongado hacia el mar cosa de cien pasos, y distaba del rio Riquet sec,
quinientos, con buen embarcadero, seguro y llano. Veianse también los restos de
un acueducto bien hecho y cortado en la peña para dirigir las aguas a las
fuentes del pueblo.” El citado deán Bendicho siempre creyó que esta población
debió ser la Alone mencionada por los geógrafos antiguos. La misma opinión
siguió nuestro Príncipe Pio, añadiendo que enfrente de estas ruinas había un
islote, que también conservaba vestigios de edificios, y donde se habían
encontrado algunos camafeos de cornerina, medallas y porciones de barros
saguntinos; añadiendo que todas estas señales concordaban con los cortos
detalles dados por los antiguos geógrafos de aquella ciudad. (Datos obtenidos
del libro: Inscripciones y antigüedades del reino de Valencia de Antonio
Valcárcel Pio Saboya). Todas las dudas se aclaran pronto, cuando por fin se
haya restaurado en su totalidad el llamado Papiro de Artemidoro, considerado el
mapa más antiguo geográfico de Occidente. Artemidoro de Efeso, viajó por todo
el Mediterráneo, pasando por España y terminando en Egipto, sin olvidar Italia.
El elemento más fascinante del Papiro es el Mapa de Iberia o Hispania en una
franja de 94 cm. de largo por 32 de alto. Co esas dimensiones, el único modo
posible de representar la Península es una versión muy comprimida
horizontalmente, que no respeta las distancias reales como en los mapas
contemporáneos. El Profesor Simón Kay, profesor de la Universidad de
Southampton (Inglaterra) , nos dice: “… un estudio profundo del mapa hallado
permitirá el descubrimiento de calzadas, ciudades y pueblos romanos desconocidos
hasta ahora.” La misma opinión es mantenida por la destacada helenista del
Consejo Superior de investigaciones Científicas Dña. Elvira Gangutia. Este
Papiro del que todavía no circula ninguna reproducción para su estudio, será
clave para el conocimiento de la Hispania y aportará algo más de luz, ante la
noche que se cierra en muchos aspectos de la historia de las ciudades y caminos
del primer milenio antes de Cristo. Hasta entonces no nos queda más que
esperar. Teófilo Ureña García Investigador Histórico