Frenazo económico
Así, la incertidumbre no ha desaparecido y las empresas no solo se resisten a volver sino que aumenta el número de firmas que salen de la región, pese a la aplicación del artículo 155 y la elección de un nuevo Gobierno catalán. A ello se le suma que la comunidad, no ha vuelto a recuperar la tracción que tenía anteriormente. Pese al impacto del 1-O, la desaceleración económica ha llegado más tarde a Cataluña por el buen tono de las exportaciones el año pasado, que compensó el desplome del consumo en la comunidad en el cuarto trimestre de 2017.«Aunque parece atenuarse la tensión política en Cataluña, permanecen los efectos sobre la actividad, con una desaceleración que, aunque se inició algo más tarde lo esperado (por el repunte de las exportaciones en el cuarto trimestre de 2017), se observa ya en el turismo, el consumo, la inversión o el mercado laboral», asevera el servicio de estudios de BBVA en sus últimas previsiones regionales.
La afiliación ya creció ligeramente menos que en el conjunto de España (un 2,61% en la región frente al 2,99% en todo el país). La inversión en bienes de equipo se redujo un 0,2% desde el cuarto trimestre de 2017 al primero de 2018, mientras que en el conjunto de España subió un 5,3% en el mismo periodo. El 1-O también se ha dejado sentir en el turismo, ya que las pernoctaciones en España se han reducido un 2,8% desde octubre a junio mientras que en el conjunto de España han crecido un 0,2%.
Es evidente que la economía catalana está en crisis y necesita al Estado, porque ni se financia por sí sola ni consigue fondos en los mercados. Pero es la penitencia de su propio pecado, porque si una Comunidad Autónoma con el tejido industrial y económico de Cataluña está casi en suspensión de pagos es porque está mal gestionada y porque sus dirigentes han confundido sus prioridades. Las empresas se van -por ahora muchas de ellas sólo a efectos fiscales, pero no tardará la fuga de centros de dirección y de producción- porque el separatismo ha creado un ambiente irrespirable para la libertad empresarial, lo mismo que para las libertades individuales. Sánchez y sus ministros no sólo no se enfrentan a los separatistas con sus responsabilidades por la ruina de Cataluña, sino que han decidido colaborar activamente con la Generalitat para falsear esta realidad como si fuera un problema de financiación de políticas sociales. No hay en Cataluña normalidad más que la que crea la factoría de ficciones en que se ha convertido La Moncloa. Y ya se sabe que no hay nada más peligroso que un político que se cree sus propias mentiras.
Pero, evidemente, miestras los que viven del independentismo tanto en los parlamente catalán y nacional, sigan cobrando, la devacle no se acabará.
El boicot a las productor catalanes es evidente, a pesar de que muechos supermercados siguen comprandoles produtos, pero los tiene que devolver, porque los clientes no los compran.