De todos es sabido que no es lo mismo estar en la oposición que gobernar. Una moción de censura ha hecho el milagro de elevar a la presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez, un secretario general del PSOE, que no tenía posibilidades de gobernar con la deriva a la baja que llevaba es las últimas elecciones.
Ahora le pide al PP que apoye el techo de gastos, por el bien de España, según proclama la ministro de Hacienda. No puede pedirle cárnica al PP, en la oposición, cuando en la anterior legislatura Sánchez se instaló en el no es no y llegó a dimitir de su parido para mantener sus convicciones, y lego cuando volvió, casi por arte de magia a la secretaria general se negó rotundamente a apoyar los presupuestos, no es no.
Con un destape de lo que es la hipocresía política, el traidor PNV, le dio una puñalada trapera a Mariano Rajoy, y se fue con sus cinco diputados con Sánchez, que pretende gobernar con podemistan, separatistas y un amalgama de cantos robados.
Ahora cuando las cartas se han puesto a su favor no puede esperar Sánchez que Pablo Casado, le apoye en el techo de gasto o en otras políticas que lo mantengan en la Moncloa o le puedan hacer ganar las próximas elecciones generales.
El Senado lo tiene en mayoría del PP.
Ha de saber el inquilino de la Moncloa que esta en precario, es decir provisional, y obligado por las circunstancias adversas que ha de anunciar elecciones, lo más tardar en la primavera de 2019, porque el rebelde Puigdemont y su nueva la nada a la republica catalana, le pisa los talones.
Diálogo, sí , pero no un diálogo unilateral, no un referéndum vinculantes.
El no es no de Sánchez se ha vuelto contra él mismo, que pruebe su propia medicina.
El PP, no ha sido extraído a hierro candente del Gobierno para apoyar a Sánchez en nada, y que no venga ahora diciendo que lo hace por el bien de España, pues bien que se negó a agotar los presupuestos generales, unos presupuestos que hubo de aprobar, y tragarselo como cardo hormiguero cuando ganó la moción de censura.