Cuando un escritor novel quiere hacerle llegar su
novela a un escritor famoso o importante, aprovecha las conferencias o actos
oficiales para entregarle su libro en mano. Libro que si no va directamente a la basura
no será leído por al escritor famoso. Porque uno lee lo que le interesa.
La misma fórmula empleó Torras ante el Rey, entregándole
unos informes de lo que pasó el 1 de Octubre ante un referéndum ilegal según el
Tribunal Constitucional. El agravio que sienten los catalanes independentistas
es el que ellos mismo se han montado y seleccionado. Porque aquellos que
incumplen las leyes solamente puede recibir correcciones.
El libro o los libros entregados al Rey Felipe VI en,
en mamo, un acto oficial es propio de infantilismo e impotencias. El Rey Felipe
se lo hará pasar al Presidente del Gobierno, y ahí se quedará para su estudio.
Todos los actos oficiales a los que acude en Rey son
refrendados por el Gobierno. El Rey no puede ir a donde la parece.
Lo que sí ocurrió es que Torras recibió una pitada del público,
que según sus asesores debió ser orquestada por grupo constitucionalistas. Cuando ellos lo hacen es libertad de expresión. El himno de España también volvió a ser pitado, pero esta vez por un grupo reducido y lejano.
Torras, versus, Puigdemont, tienen los días contados.
No tienen la mayoría de los catalanes, o sea, que tiene al pueblo catalán
divididos en dos grandes grupos
confrontados.
Torras ha de volver a la ley, que es su único
camino, pues no existe, por mucho que se empeñe la república catalana. Cataluña
es España.
R.F. Palmeral
Nuevo Impulso