Impedir la investidura
El Gobierno debe explorar todas las vías para evitar que Puigdemont vuelva a ser presidente de la Generalitat
Tras proponer Roger Torrent, presidente del Parlament, a Carles Puigdemont como candidato a la presidencia de la Generalitat, el Gobierno ha manifestado su voluntad de impugnar esa candidatura ante el Tribunal Constitucional. Y el Consejo de Estado, en el ejercicio de sus atribuciones, ha dictaminado, en una opinión que no es vinculante, que no existe base suficiente para dicha impugnación.
El expresident, huido de la justicia, no solo está encausado por gravísimos delitos. Su negativa a respetar la ley, su reiterada desobediencia al Constitucional y su rechazo a disolver el Parlament son las únicas responsables de la aplicación del artículo 155 y las elecciones del 21-D.
Hay que lamentar que ni el president del Parlament ni los grupos parlamentarios que promueven la candidatura de Puigdemont sean conscientes del daño al autogobierno y a la convivencia que supondría la investidura de Puigdemont. Su persistencia a la hora de desafiar al Estado demuestra su incapacidad de escuchar las demandas de una sociedad fracturada y agotada.
El Gobierno, en nombre de la democracia y la Constitución, y en representación de la ciudadanía, tiene que agotar todas las vías políticas y legales a su alcance para evitar una investidura que abocaría a las instituciones del autogobierno a un nuevo conflicto con el Estado. Así funciona el Estado de derecho: tanto el Consejo de Estado como el Tribunal Constitucional como el Gobierno deben cumplir su papel.
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Esta impugnación se hacer para que no se agoten los plazos de última hora.