Puigamont, ex presidente, derrotado y abatido como los generales romanos tras las destituciones del Senado, se ha retirado a sus cuarteles de invierno de Gerona, de donde fue alcalde, para recibir el calor de sus vecinos, y seguir rresistiendose a reconocer su cese, como es digno y propio de todo derrotado. Sus leales conselleros, ya no tienen escoltas de Mossos de Escuadra, y las oficinas de secretaría, donde se dan las órdenes, se han clausurado por el arte. 155, aprobado por el Senado español.
Ahora únicamente le queda unos pataleos, algunas recogidas de basura de su despacho, y poco a poco los medios de comunicación como TVE, e icluso TV3, se olvidaran de él, porque las noticias se dirigirán a otros temas y a otras cabezas gobernantes como la vicepresidenta Santamaria y el gobierno provisional hasta las nuevas elecciones autonómicas del 21 de diciembre 2017. O el embargo de los bienes de Arturo Mas que se equivocó cien con cien, en su desafío soberanista, hasta conseguir la perdida del autogobierno catalán.
El independentismo ha sido derrotado, porque los Mossos han sido controlados, y han prometido ser leales al gobierno español y a la Constitución. Las aguas bravas se calmaran con el tiempo y no cabe las posibilidad de futuro que volver a la legalidad constitucional y estatutaria, porque sin el Estado de Derecho, no es posible la convivencias, social, económica, ni laborar.
Poco a poco unos se despertaran de sus sueño y otros de su pesadilla, para volver dentro de unos meses a la legalidad, y a reconocer que Cataluña es importante para España, y que no hay futuro fuera de Europa.
Las organizaciones independetistas, antes de ser desmanteladas porque les cerrasran el grifo de la financiación, seguirán movilizando a sus tifosis en manifestaciones, y pidiendo libertad para los Jordi, y otros que ingresarán, por rebelión y haber declarado un república virtual de papel. Reclamaran todos los agravios posibles y otros inventados para considerarse víctimas del gobierno de Madrid, o del Real Madrid, que les gusta mucho, pero el globo se ira desinflando poco a poco, por al fin la realidad y la razón se imponen siempre, y sobre todo en un unos ciudadanos cultos como son los catalanes, nuestro queridos vecinos en este navegar con la que se desplaza por el futuro que nos espera.
A los independentistas solo les queda unas elecciones legales y con urnas de verdad, a las que tanto temen, y que perderán.
Se dice en los medios de comunicación que los alcaldes independentistas no cederán los colegios para las eleccionres, les esperan escraches. Pero si se podrá votar en otros lugares públicos.
Cuando sus cocnjeros entre en prisión por no responder al Fiscal de la Audiencia Nacional, Puigdemont segurá en Bruxelas con una republica catalana de ficción, que no existe, era solo simbólica.
Ramón Palmeral, politólogo.