En una comparecencia estudiada al milímetro para intentar evitar la
intervención de la autonomía y contentar al mismo tiempo a las bases
independentistas, Puigdemont afirmó: “Asumo el mandato del pueblo de que
Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de
república”. Justo después añadió: “Propongo que el Parlament suspenda
los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas
semanas emprendamos el diálogo”. Puigdemont prolongó así la
incertidumbre sobre la economía, que ya ha producido una fuga masiva de
empresas.
Esta es la escena de la agonía de Puigdemont, en la película de El Verdugo, Lo que sucede es que quien está sentado en el garrote vil, es Puigdemont.