Acabo de leer la carta de
Puigdemont a Mariano Rajoy, que firma como presidente de la Generalitat
Catalana, como de tú a tú, de Estado a Estado, de igual a igual. Olvida el
señor Puigdemont, que es presidente de una de las 17 Autonomías españolas, y
tiene que acatar la Constitución y las leyes, sí o sí. La carta no responde a
las preguntas del Gobierno, por lo tanto desobedece una orden. Esta forma de
eludir una respuesta clara y unir adjunto una serie de documentos, demuestra
que si bien directamente no ha declarado la independencia, sí lo ha hecho
implícitamente. Pues lo que pide es un tiempo de dialogo de dos meses, para
acordar la desconexión. Dando como valido el referéndum ilegal del 1-0.
Por otra parte, solicita que Rajoy renuncie a la
"represión", ejercida sobre sus directos lacayos, mayor de los
Mossos, presidentes de las organizaciones independentistas ANC y Ómnum. Y la
represión sobre un referéndum pacifico, que no lo fue, pues la gente, en una
desobediencia civil, fue a votar con las policías nacional y guardia civil,
hiriendo a una cincuentena de ellos.
La petición de dialogo para un referéndum legal, no
cabe en nuestra Constitución, y Rajoy ha de cumplir su juramento.
Esta actitud y ambigüedad de Puigdemont es una
dilación de tiempo para recuperar su nula credibilidad, ante unos
independentistas divididos, con las empresas en fuga, en situación insoportable
para Cataluña.
Por ello, pienso que es la oportunidad inequívoca,
antes de que los independientes se reorganicen, de aplicar el artículo 155,
puesto que una dejadez, supondría un mal antecedente para otras autonomías díscolas
como País Vasco o Navarra, y detrás Valencia y Baleares.
Señor Rajoy o corta usted por lo sano o la gangrena
se lava a entender. No caben medias tintas, Cataluña es España, usted está
respaldado por 30 millones de españoles, que le llevamos a apoyar.
Es doloroso corregir, sancionar o multar, pero
no hay más remedio que ejercer la autoridad ejecutiva. Que hay que pegar
algunos palos, la vida es así, no es perfecta, el mundo ideal no existe, y la
paz tampoco. Voces críticas las va a tener siempre.
Ha de empezar por recuperar las competencias de la
consellería de Interior, Finanza y Educación.
Ramón Palmeral.
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