La desobediencia civil se ha instalado en la calles
de Barcelona, por parte de los independentistas de la CUP, exigiéndole que
declare la independencia y la república de Cataluña ¡ya! Evidentemente sabe ciertamente que en cuanto
la declarare será su fin, la de él y la de su gobierno. Ahora los independentistas exigen que si se han arriesgado a recibir palos en el referéndum ilegal, por la república catalana, ellos quieren que se problame. Ante esta situación Puigdemont no podrá negociar una desconexión con el Estado.
Las calles están totalmente descontroladas, las huelgas
se van a suceder en el tiempo, los escraches a la Policía Nacional y Guardia
Civil también. Nos recuerda los tiempos de los años 80 en el País Vasco.
La serpiente del secesionismo, el descontrol de la
población, la revolución social y el desmadre del orden público, se han subido
al cuello del propio Puigdemont, que ya no los puede controlar. Los Mossos
d´Escuadra se han desligitimado y no pueden controlar la calles. Cuando la policía da claveles en lugar de impone la ley, las masas te comen vivio. El individuo se apoya en las masas, pero no pierde la conciencia como asegurara Ortega y Gasset en su ensayo "La rebelión del las masas".
Mariano Rajoy lo está haciendo bien, con prudencia,
no adelantándose a los hechos ni acontecimientos, porque sabe, que esta
explosión independentista es como un cohete, llegará un momento que bajará su intensidad, porque
no se pude prolongar por mucho tiempo esta tensión. Los ha de dejar que
comentan delitos, para después poder tener a su favor toda la fuerza de la ley
y el reconocimiento de la sociedad.
El Rey Felipe VI ha dicho que estemos tranquilos que
todo se arreglará con el Estado de Derecho, porque no se puede actuar de otra
manera, pues sería contraproducente en las opiniones internacionales, e imagen
de España en el Exterior.
Llegará, el momentos en que, los Mossos deberá actuar
para restablecer el orden público, llevará un momento que los propios
independentistas se revolverán contra Puigdemont, y pedirán su cabeza.
Esto es de libro. Esperar acontecimientos. Las
turbas se cansarán de gritar, y ellas sola se disolverán ante ineficacia de las
provocaciones.
Puigdemont se está debilitando, no puede hacer nada,
Ha caído en si propia trampa.
Los españoles están haciendo el boicot a los
productos catalanes, la baja producción se convertirá en más paro, un arma
arrojadiza contra Puigdemont.
Cuando se jalean las masas, llega un momento que no
se pueden controlar.
Ramón Palmeral
4 del 10- 2017