Ni quemando el ordenador podrás burlar a los agentes del CSI tecnológico
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Los peritos informáticos forenses pueden recuperar datos borrados en discos duros y otros dispositivos, por dañados que estén. Dos de ellos nos muestran cómo trabajan
Bilbao
No somos conscientes de toda la información que puede proporcionar de
nosotros mismos nuestro teléfono móvil, y mucho menos de lo sencillo
que puede ser acceder a ella. Los peritos informáticos forenses se
dedican a analizar todo tipo de dispositivos que almacenen datos (smartphones,
tabletas, discos duros de ordenadores, tarjetas de memoria, chips...)
buscando pruebas y evidencias de la comisión de delitos. Son el CSI de
la tecnología, capaces de acceder a casi cualquier aparato y recuperar
información como textos, fotos o vídeos. Incluso aunque hayan sido
borrados previamente. Sus peritajes se utilizan en juicios relacionados
con el ciberacoso a través de redes sociales o aplicaciones de
mensajería, en casos de espionaje industrial o por un mal uso de
herramientas informáticas por parte de trabajadores. Son los únicos que
pueden acreditar en un juicio que el inculpado o inculpada ha intentado
delinquir utilizando herramientas tecnológicas.No sin cierto recelo, dejamos un móvil en manos de Igor Silva y María Ruiz Ubieta, peritos informáticos forenses y responsables de la empresa Akirutek. De un maletín sacan algo parecido a una tableta, un dispositivo con pantalla táctil pero bastante más grueso. Es la Cellebrite UFED Touch 2, un dispositivo fabricado en Israel que forma parte de las herramientas de trabajo de las principales policías de todo el mundo. Esta empresa israelí fue la que consiguió acceder al iPhone del terrorista de San Bernardino tras cometer un atentado en diciembre de 2015 en esa localidad de Estados Unidos. El FBI pagó a Cellebrite cerca de un millón de dólares por ese trabajo.
Más recientemente, el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil también pasó por caja para recuperar los datos del iPhone 6 de Diana Quer, la joven desaparecida en agosto de 2016 en A Pobra Do Caramiñal, en A Coruña. En este caso, se da la circunstancia de que el teléfono tenía golpes y fue localizado tras permanecer cerca de dos meses en el agua. Una vez más, Cellebrite obró el milagro y consiguió recuperar mucha información que aún se está analizando.
