Como ya le he dicho,
en su archivo de la Biblioteca Municipal de Alhaurín el Grande (Málaga), topé
por casualidad con el archivo de los libros que usted donara a Alhaurín el
Grande, se dice que fueron unos seis mil libros. Esta biblioteca fue estudiada
por María José López Córdoba de la Universidad de Granada, nos cuenta que
durante bastante tiempo los libros carecían de emplazamiento, actualmente se
encuentran en una sala independiente.
Tomé notas de algunas
fichas, entre ellas me llamó la atención cinco libros del monovero Azorín,
algunos son primeras ediciones, estas son las reseñas:
1.- La cabeza de
Castilla, primera edición de 1950
2.-Castilla, una
edición de 1943
3.- Los dos Luises y
otros ensayos, edición de 1946
4.- Lecturas
españolas (sin fecha)
5.- Al margen de los
clásicos, primera edición fecha 1915
Esto no tiene la
mayor importancia, si entendemos que una biblioteca de pueblo con el 25% de
residentes extranjeros, poco interés tienen por uno de los autores
imprescindibles en cualquier biblioteca.
Pero merece mi curiosidad, y me pregunto por qué Brenan tenía en su poder estos cinco libros y no otros libros como La Voluntad o La Ruta de don Quijote. Posiblemente estos libros los comprara para su Historia de la Literatura Española y para La faz de España (1950). Según Gathorne-Hardy, Julio Caro Baroja “fue el único amigo íntimo que Gerald tuvo entre los españoles”.En cuanto al autor de Los Baroja, menciona a Brenan con relación a la casa que el gran erudito compró en Churriana, por intercesión del escritor inglés, y hace referencia, en otro momento, a The Spanish Labyrinth (1943) y a que su casa era centro de muchos escritores ingleses, además de lugar de saraos notables.
Lo más aconsejable es
hacer una breve reseña de cada uno de los libros:
1.- La cabeza de
Castilla (1950) está dedicado a Burgos y sus glorias, está dedicada a
Manuel Olarra/Garmendia/querido amigo/Azorín), que era el director de
Espasa-Calpe en Argentina, editorial que se había trasladado allí en 1938,
durante la guerra civil.
El prólogo está
firmado por Malvar, en 1949. Son capítulos cortos. “Las páginas más antiguas de
La cabeza de Castilla están firmadas en 1930 y consiste en glosas y
figuraciones sobre el héroe Rodrigo Díaz de Vivar
En el número 2 de
Anales Azorinianos (1985), Leonardo Romero Tobar, de la Universidad de Zaragoza,
nos dice que este libro se publicó en 1950 en la Colección Austral de la casa
de Espasa-Calpe, recoge artículos escritos entre 1930 y 1949. Según Cruz Rueda,
el Ayuntamiento de Burgos quiso editar “estos trabajos que realzan a Castilla, y
Azorín, siempre modesto declinó el homenaje”.
2.- Castilla
(1912), representa la quintaesencia de la obra de Azorín: la contemplación del
paisaje o de los pueblos, se adivina en ellos el alma de las cosas. A lo largo
de las lecturas vamos descubriendo el dolorido sentir de los españoles. Una
prosa genial, sobria, que lo convierte en uno de los libros de obligada lectura
en lengua española. Inman Fox, fue uno de los azorinianos que nos ofrecieron una
edición comentada en el número 254, de la Editorial Espasa Calpe, Colección
Austral. 1991.
3.-Los dos Luises y
otros ensayos.
Un ensayo sobre Fr. Luis de Granada, Fr. Luis de León, Garcilaso, Góngora.
Calderón, Cervantes y Ercillia).-Madrid. Recordemos que Brenan escribió la
biografía de San Juan de la Cruz, publica en Laia, Barcelona, 1973.
4.-Lecturas
españolas. Según quien firma como Abondo (25/7/2004) Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes.
“Dedicó el libro Azorín "A la memoria de Larra" y fechó el epílogo en Nebreda,
marzo de 1912. En nota previa advierte al lector del lazo espiritual que une
todos los trabajos presentados bajo este título: "La curiosidad por lo que
constituye el ambiente español ¿paisajes, letras, arte, hombres, ciudades,
interiores? y en una preocupación por un porvenir de bienestar y de justicia
para España". Luego, en el llamado "Nuevo prefacio" (sin que incluya otro
anterior), destinado "a un extenso público no español", nos dará su opinión de
lo que debiera ser la lectura de los clásicos, entendiéndola como dinámica,
distanciándose de la imagen fijada académicamente, tratando de hallar lo que en
la obra y en el autor en realidad se encuentra. Explícitamente critica la
fijación definitiva de Cervantes, de Quevedo, de Góngora o de cualquier otro
autor, sin que se dé cabida a otra cosa que a aumentar detalles eruditos que no
pongan en cuestión el tipo acrisolado en las cátedras. Para Azorín, un autor
clásico "es un reflejo de nuestra sensibilidad moderna (?) Nos vemos en los
clásicos a nosotros mismos (?) evolucionan según cambia y evoluciona la
sensibilidad de las generaciones".
5.- Al margen de
los clásicos. (1915). La edición de Biblioteca Nueva de 2006, tiene
prólogo de Santiago Riopérez y Milá. Esta obra no es una recopilación de
artículos, sino un corpus unitario de revalorización de los clásicos que Azorín
había escrito y terminado en 1912, según demuestra fehacientemente el autor de
la introducción, Santiago Riopérez. Al margen de los clásicos es uno de
los mejores libros de Azorín -el más sentido y hondo- y el más querido por él,
después de La Voluntad. Biblioteca Nueva ofrece, avalada por un
Epistolario inédito y con una Bibliografía específica y un caudal asombroso de
Notas, esta nueva edición. La documentación gráfica apoya el carácter sensitivo
que Azorín quería para sus semblanzas literarias en cuanto a los autores
tratados.
Los libros de viajes
fueron siempre una pasión de Azorín, debió leer a los viajeros románticos por
España. Jesús Majada Neila, recoge una cita de Azorín sobre el comentario que
hizo Azorín del libro Cosas de España de Richard Ford. (“El viajero
Brenan”, 1994). «No ha sido escrito en el extranjero un libro más minucioso, más
exacto, más sagaz, más analizador sobre España; pero tanto más acre, más
tremendo (…) No protestemos. Yo creo que el verdadero patriotismo debe desear
libros”. Tanto Richard Ford como George Borrow, son autores admirados por
Gerald Brenan, los tres sacaron a la luz una muestra de nuestra intimidad
española.
Nos encontramos ante dos
escritores con gustos viajeros: Azorín y Brenan.