La juez Mercedes Alaya,
conocida por la instrucción de causas como la de los falsos ERE de la
Junta de Andalucía o los cursos de formación, ha ofrecido este jueves una conferencia crítica acerca de la independencia judicial.
La reaparición de la magistrada ha tenido lugar en la Facultad de
Derecho de Granada, en un acto organizado por el Foro para la Concordia
Civil.
Bajo el título «La independencia judicial en una sociedad democrática», la conferencia de Alaya ha resultado ser un sesudo monólogo en el que ha lamentado una y otra vez las injerencias del poder político en la actividad del poder judicial, lo que supone un ataque contra la división de poderes de los estados democráticos. Con bella parsimonia ha llegado, ha dejado el abrigo sobre la silla, ha tomado asiento y ha comenzado a repartir a zurdas y a diestras. Sin distinción de colores. Ha tenido hasta para la prensa cuyos consejos de administración están copados por políticos.
«Los jueces están solos ante el peligro», ha señalado Mercedes Alaya. La juez ha descargado su forma de ver el mundo judicial ante una sala abarrotada que no daba crédito a las declaraciones de la magistrada. Ha advertido de la paulatina y grave pérdida de independencia que padece el gremio. Las consecuencias han quedado sintetizadas en pocas –y sin embargo lapidarias– palabras: «Hay una justicia para poderosos y hay una justicia para los que no lo son».
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Bajo el título «La independencia judicial en una sociedad democrática», la conferencia de Alaya ha resultado ser un sesudo monólogo en el que ha lamentado una y otra vez las injerencias del poder político en la actividad del poder judicial, lo que supone un ataque contra la división de poderes de los estados democráticos. Con bella parsimonia ha llegado, ha dejado el abrigo sobre la silla, ha tomado asiento y ha comenzado a repartir a zurdas y a diestras. Sin distinción de colores. Ha tenido hasta para la prensa cuyos consejos de administración están copados por políticos.
«Los jueces están solos ante el peligro», ha señalado Mercedes Alaya. La juez ha descargado su forma de ver el mundo judicial ante una sala abarrotada que no daba crédito a las declaraciones de la magistrada. Ha advertido de la paulatina y grave pérdida de independencia que padece el gremio. Las consecuencias han quedado sintetizadas en pocas –y sin embargo lapidarias– palabras: «Hay una justicia para poderosos y hay una justicia para los que no lo son».
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