El populismo de Donald Trump conquista la Casa Blanca. Republicano.
El magnate alcanza la Casa Blanca tras
reventar el mapa electoral y superar a los demócratas en casi todos sus
grandes bastiones. La alta participación hispana se queda pequeña frente
a la movilización de los trabajadores blancos a favor del candidato
republicano
Lo
que parecía imposible se ha convertido en realidad. Donald John Trump,
el polémico millonario que irrumpió el verano de 2015 para dar colorido a
la carrera electoral, había venido para quedarse, aunque sólo lo
supiera él. El candidato divertido y fanfarrón pero seguro de sí mismo,
llegado para desafiar al sistema, al establishment y a los medios de
comunicación, finalmente ha acabado con todos. Como en una prueba de
obstáculos, el aspirante increíble, motivo de chanzas y de un rechazo
aparentemente mayoritario por sus continuas imprecaciones y desprecio a
las mujeres, después de derrotar a 16 oponentes republicanos, ha
terminado desarbolando a Hillary Clinton, a la lógica, a las encuestas y
a la multitud de pronosticadores que le cerraban el paso con proclamada
determinación. Con un discurso simple pero efectivo, Donald
Trump alcanza la Casa Blanca gracias a un «movimiento», en denominación
propia del millonario, que ha crecido con consistencia desde que el
veterano exvicepresidente Dick Cheney pregonara que el magnate había
tocado «una fibra sensible en Estados Unidos».
La incógnita sobre la existencia de un voto oculto y de quién pudiera ser su beneficiado finalmente se resolvió en favor del millonario. En medio de un porcentaje de indecisos de última hora superior al habitual, por encima del 12%, una parte de los electores se decantó por Trump pero no se atrevió a confesarlo en las encuestas.
¿Quien teme a Donald TRUMP? Presidente de los Estados Unidos.
La incógnita sobre la existencia de un voto oculto y de quién pudiera ser su beneficiado finalmente se resolvió en favor del millonario. En medio de un porcentaje de indecisos de última hora superior al habitual, por encima del 12%, una parte de los electores se decantó por Trump pero no se atrevió a confesarlo en las encuestas.