Podemos, ERC y Bildu se afanan en humillar al PSOE
Iglesias aplaude a los secesionistas vascos y catalanes en sus insultos a los socialistas
La
sesión de investidura de Mariano Rajoy se convirtió ayer en una sesión
para desgarrar e insultar al PSOE. Y en ello se empeñaron con
determinación tanto Podemos como, especialmente, ERC y Bildu. El líder
de Podemos pronunció en esta ocasión un discurso más contenido contra el
PSOE y, esta vez sí, se dirigió al candidato a investidura para
describir como «un epílogo» la investidura de Mariano Rajoy. «Señor
Rajoy, su discurso se resume en la frase "no voy a cambiar nada"»,
señaló Iglesias nada subirse a la tribuna. El líder de Podemos aseguró que «el resultado de su partido no le permitía gobernar» y acusó a Rajoy de haberse servido de una operación «para desenmascarar a C’s y destrozar por dentro al PSOE».
Iglesias volvía así a tratar de erigirse como única alternativa al PP. El líder de Podemos aseguró que con esa operación el PP «está acabando con el turnismo» y se «han sentado las bases para que tarde o temprano nosotros le ganemos las elecciones». A partir de ahí, defendió que «España ha cambiado en una dirección diferente a la de ustedes». Una España «joven y moderna», que «sabe lo que es el paro o los desahucios» y que «no tolera y no se conforma con la corrupción». Iglesias dijo que Podemos será «un instrumento político» al servicio de esa España. «Estaremos preparados para ganarle las elecciones. Buena suerte en su epílogo, señor Mariano Rajoy».
Rufián se olvidó de Rajoy y utilizó toda su intervención para arremeter contra los socialistas a los que acusó de «traidores» y de doblegarse ante una «cacique», en referencia a Susana Díaz, y a los intereses de los grandes empresas. «¿No les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique que gobierna la Comunidad Autónoma con una de las tasas de paro y fracaso escolar más altas?». El representante independentista se refirió a los socialistas como el «PSOE Iscariote que lleva cuarenta años dando una de cal y otra de arena». Se permitió incluso erigirse en representante de los «socialistas de corazón», para quienes la abstención «ya es demasiado».
Una representatividad que Rufián se arrogó leyendo desde la tribuna varios mensajes de supuestos militantes del PSOE que dicen sentir «asco» y rabia». «Señores del PSOE Sociedad Anónima», invocó, para preguntarles si no les «da vergüenza que solo les quede de izquierda los sitios donde se sientan en los consejos de administración de las eléctricas». Todo aquello indispuso a Eduardo Madina que replicó a Rufián desde el escaño antes de ser llamado al orden por la presidenta.
El portavoz del PSOE, Antonio Hernando, pidió la palabra por alusiones ante las acusaciones de Rufián y su discurso lleno de «odio» y «falta de respeto» contra un partido que «ha vertido sangre» para que él «pueda estar hoy aquí diciendo eso». Pastor preguntó a Rufián si retiraba todas sus expresiones a lo que contestó simplemente «a mí me daría vergüenza», en referencia a que los diputados de PP y Ciudadanos acompañaron a los del PSOE en el aplauso.
El representante de Bildu, Oscar Matute, pronunció un discurso en el que volvió a mencionar a los GAL y la muerte de los etarras Lasa y Zabala, afirmando que «todavía huele a cal viva». Iglesias no pidió derechos de autor ante el ingenio del proetarra, pero sí le concedió un aplauso al término de su intervención como había hecho minutos antes con Rufián.
Iglesias volvía así a tratar de erigirse como única alternativa al PP. El líder de Podemos aseguró que con esa operación el PP «está acabando con el turnismo» y se «han sentado las bases para que tarde o temprano nosotros le ganemos las elecciones». A partir de ahí, defendió que «España ha cambiado en una dirección diferente a la de ustedes». Una España «joven y moderna», que «sabe lo que es el paro o los desahucios» y que «no tolera y no se conforma con la corrupción». Iglesias dijo que Podemos será «un instrumento político» al servicio de esa España. «Estaremos preparados para ganarle las elecciones. Buena suerte en su epílogo, señor Mariano Rajoy».
Aplausos a ERC y Bildu
En la bronca parlamentaria, –ya a un habitual de estos meses de bloqueo y a buen seguro seña de identidad de esta XII Legislatura–, Iglesias ocupó ayer un papel gregario. El maillot amarillo de la irreverencia lo vistió con creces Gabriel Rufián. El portavoz adjunto de ERC volvió a utilizar su particular prosa para arremeter sin piedad y sin respeto contra los socialistas. Un discurso que traspasó la línea de la contundencia para introducirse rápidamente en una falta de respeto que hizo que la indignación traspase las filas socialistas.Rufián se olvidó de Rajoy y utilizó toda su intervención para arremeter contra los socialistas a los que acusó de «traidores» y de doblegarse ante una «cacique», en referencia a Susana Díaz, y a los intereses de los grandes empresas. «¿No les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique que gobierna la Comunidad Autónoma con una de las tasas de paro y fracaso escolar más altas?». El representante independentista se refirió a los socialistas como el «PSOE Iscariote que lleva cuarenta años dando una de cal y otra de arena». Se permitió incluso erigirse en representante de los «socialistas de corazón», para quienes la abstención «ya es demasiado».
Una representatividad que Rufián se arrogó leyendo desde la tribuna varios mensajes de supuestos militantes del PSOE que dicen sentir «asco» y rabia». «Señores del PSOE Sociedad Anónima», invocó, para preguntarles si no les «da vergüenza que solo les quede de izquierda los sitios donde se sientan en los consejos de administración de las eléctricas». Todo aquello indispuso a Eduardo Madina que replicó a Rufián desde el escaño antes de ser llamado al orden por la presidenta.
El portavoz del PSOE, Antonio Hernando, pidió la palabra por alusiones ante las acusaciones de Rufián y su discurso lleno de «odio» y «falta de respeto» contra un partido que «ha vertido sangre» para que él «pueda estar hoy aquí diciendo eso». Pastor preguntó a Rufián si retiraba todas sus expresiones a lo que contestó simplemente «a mí me daría vergüenza», en referencia a que los diputados de PP y Ciudadanos acompañaron a los del PSOE en el aplauso.
El representante de Bildu, Oscar Matute, pronunció un discurso en el que volvió a mencionar a los GAL y la muerte de los etarras Lasa y Zabala, afirmando que «todavía huele a cal viva». Iglesias no pidió derechos de autor ante el ingenio del proetarra, pero sí le concedió un aplauso al término de su intervención como había hecho minutos antes con Rufián.