Hoy se cumple una semana del referéndum del Reino Unido y no hay nada claro: no hay primer ministro, tras la dimisión del conservador David Cameron, y no hay oposición, con el partido laborista en plena guerra civil.
Las dos principales formaciones están enzarzadas en agrias luchas
internas por el poder. Pero sobre todo no hay plan para salir de la UE,
nadie sabe lo que va a pasar ni cuándo. Hasta los líderes que han hecho
campaña por el Brexit, Nigel Farage, del partido nacionalista UKIP, y el exalcalde conservador de Londres, Boris Johnson, han estado desaparecidos estos días, como si nadie quisiera responsabilizarse ni rentabilizar la victoria. Es más, Johnson ha anunciado esta mañana por sorpresa que se apea de la carrera por suceder a Cameron, consciente de que se avecina una dura travesía del desierto que no quiere gestionar.
Los del brexit han desaparecido de sus discursos su responsabilidades.
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