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ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.
miércoles, 16 de marzo de 2016
VII Congreso Internacional de la Lengua Española en Puerto Rico
San Juan
El día de la inauguración no es el más indicado para aventurar
conclusiones, pero si algo tiene posibilidades de prosperar en el VII Congreso de la Lengua, inaugurado este martes en San Juan de Puerto Rico, es la inclusión en el Diccionario de la Real Academia Española
de la palabra puertorriqueñidad como “calidad de lo que es privativo de
la isla de Puerto Rico”. La definición la propuso durante el acto
inaugural el escritor local Luis Rafael Sánchez, a imitación de una que,
señaló con cierta retranca, sí aparece en el DRAE: argentinidad. Pese a la cantidad de aire que hay tomar para pronunciarla, varias de las autoridades que siguieron en la tribuna al autor de La guaracha del macho Camacho
recogieron el guante, empezando por Darío Villanueva, director de la
RAE, siguiendo por el rey Felipe y terminando por el gobernador de
Puerto Rico, Alejandro García Padilla, que se definió a sí mismo como
“un jíbaro que ha llegado lejos”, uno de esos que arrastra las erres y
convierten la ese en jota. Fue el propio Padilla el que habló de la
resistencia del español en su país tras 117 años de “relación política”
con Estados Unidos. No dejó, sin embargo, de felicitarse por el aumento
del porcentaje de puertorriqueños capaces de comunicarse también en
inglés, “un porcentaje”, dijo evocando sus propias dificultades con la
lengua de Shakesperare, “en el que generosamente me han contado a mí”.
El gobernador del Estado Libre Asociado cerró un acto marcado por el
aniversario de Cervantes, la poesía y la reivindicación identitaria.
Justo cuando don Felipe se encaminaba al estrado para agradecer la
acogida que la isla caribeña dio tras la Guerra Civil a exiliados como
Pedro Salinas y Juan Ramón Jiménez y para hablar de la expansión
estadounidense del español, un conocido independentista —Pedro Muñiz—
subió a una de las plataformas de la televisión clamando por un juicio
para Óscar López Rivera, activista proindependencia de Puerto Rico
encarcelado en Estados Unidos. La escena fue un ejemplo del civismo que
rodea un congreso en el que la seguridad, tan evidente en ocasiones
similares, es eficaz sin ostentación y sin significarse más de lo
necesario: Muñiz terminó su proclama, bajo las escaleras y abandonó el
salón del Centro de Convenciones sin que nadie se le acercara siquiera.
Fue entonces cuando el Rey empezó un discurso en el que destacó que
"los puertorriqueños han sabido, como pocos, vivir y sobrevivir en la
frontera de las sociedades, las culturas, las lenguas. Porque estas no
son contradictorias con la diversidad: basta con aceptarla de forma
natural en cada una de ellas, sin detrimento de sus componentes. Son
precisamente las culturas más extensas del mundo las que mejor pueden
administrar la diversidad en su interior y en sus fronteras, y en ellos
los puertorriqueños tiene mucho que decir, desde dentro de la comunidad
hispánica y desde dentro de la sociedad estadounidense".
Óscar López fue precisamente, junto a Federico García Lorca, uno de
los dedicatarios del discurso más celebrado de la jornada, el del propio
Luis Rafael Sánchez, que empezó recordando que cada vez que se habla de
Puerto Rico “la sombra del cliché es alargada”. Aquí, dijo, todas las
conversaciones “van a dar a la mar, que es el estatus”, es decir, la
vinculación a Estados Unidos, el “vicio” nacional en un país que “sigue
deshojando la margarita colonial”, vive en español y sobrevive en inglés
y tiene más habitantes fuera de la isla que dentro: “El Puerto Rico
nómada es el único permanente”.
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Si Estados Unidos tuviera dos lenguas oficiales: Inglés y español. subiría su PIB.