Es
la primera vez en la historia que un vicepresidente del Gobierno, que
además se ha nombrado a sí mismo, inicia una ronda de consultas.
Los periodistas no pudieron evitar emitir un sonido indescifrable, a
medio camino entre la risa y el asombro. Pablo Iglesias acababa de decir
que estaría «encantado de recibir» a Pedro Sánchez para presentarle una
propuesta que va mucho más allá de pacto de Gobierno y supone una
reforma integral de las estructuras del Estado. La intención que subyace de su manera de expresarlo deja clara su intención de pilotar las negociaciones.
En el caso de Pablo Iglesias empieza a hacerse bueno eso de «un hombre hecho a sí mismo», que sirve de epitafio a tantas vidas ejemplares. Todo lo que Pablo Iglesias quiere se lo ha concedido a sí mismo en un documento que dedica siete paginas a glosar las funciones del vicepresidente, que no dedica ni una línea a las funciones del presidente del Gobierno y apenas una y media para las propuestas en materia educativa.
Evento para el que lució corbata, algo que sigue siendo noticia. Iglesias llegó con cierto retraso a una sala de prensa abarrotada, en la que una hora antes del inicio de la comparecencia ya no quedaban sitios libres, con los periodistas dejando bultos sobre las mesas para marcar territorio. Le acompañaban Carolina Bescansa y Nacho Álvarez, responsable económico de Podemos. Papel mucho menos destacado para Íñigo Errejón, confundido entre las personas que, sin sitio, colapsaban el pasillo. «Se le habrá olvidado», decían algunos de los autores del programa cuando Iglesias no se acordó de mencionar a su «número dos». Ni siquiera lo sacó a la tribuna, como suele ser habitual en estas puestas een escena.
«Espero de todo corazón que sea mi presidente» –llegó a decir Iglesias–. Pero entre tanto halago le dejó no pocos recados. Primero le advirtió que un Gobierno en solitario «sería inestable», que el referéndum es «fundamental», y en al menos tres ocasiones le recordó que lo que ahora defiende Podemos era hasta hace poco la bandera del PSC.
Tampoco perdió la oportunidad de presentarlo como un líder tutelado por el Comité Federal: «Espero que le levanten esos vetos». Iglesias se encuentra «enormememente optimista» porque, como a todos los políticos, la gente le para por la calle para pedirle que se pongan de acuerdo. Y él está convencido «de corazón» de que (Sánchez) «nos elegirá».
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Marxismo, lenilimos, bolchevismo, comunismo, nepotismo, anticorrupción, megalómano, populismo, Líder hecho así mismo.
En el caso de Pablo Iglesias empieza a hacerse bueno eso de «un hombre hecho a sí mismo», que sirve de epitafio a tantas vidas ejemplares. Todo lo que Pablo Iglesias quiere se lo ha concedido a sí mismo en un documento que dedica siete paginas a glosar las funciones del vicepresidente, que no dedica ni una línea a las funciones del presidente del Gobierno y apenas una y media para las propuestas en materia educativa.
Evento para el que lució corbata, algo que sigue siendo noticia. Iglesias llegó con cierto retraso a una sala de prensa abarrotada, en la que una hora antes del inicio de la comparecencia ya no quedaban sitios libres, con los periodistas dejando bultos sobre las mesas para marcar territorio. Le acompañaban Carolina Bescansa y Nacho Álvarez, responsable económico de Podemos. Papel mucho menos destacado para Íñigo Errejón, confundido entre las personas que, sin sitio, colapsaban el pasillo. «Se le habrá olvidado», decían algunos de los autores del programa cuando Iglesias no se acordó de mencionar a su «número dos». Ni siquiera lo sacó a la tribuna, como suele ser habitual en estas puestas een escena.
«Espero de todo corazón que sea mi presidente» –llegó a decir Iglesias–. Pero entre tanto halago le dejó no pocos recados. Primero le advirtió que un Gobierno en solitario «sería inestable», que el referéndum es «fundamental», y en al menos tres ocasiones le recordó que lo que ahora defiende Podemos era hasta hace poco la bandera del PSC.
Tampoco perdió la oportunidad de presentarlo como un líder tutelado por el Comité Federal: «Espero que le levanten esos vetos». Iglesias se encuentra «enormememente optimista» porque, como a todos los políticos, la gente le para por la calle para pedirle que se pongan de acuerdo. Y él está convencido «de corazón» de que (Sánchez) «nos elegirá».
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Marxismo, lenilimos, bolchevismo, comunismo, nepotismo, anticorrupción, megalómano, populismo, Líder hecho así mismo.