Consuelo Ciscar, directora del IVAM, en 2014. Mónica Torres
Hasta un 1.500% más llegó a pagar el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) por el cuadro Della bestia triunphante del portugués Julio Quaresma. Abonó 32.400 euros cuando valía 2.000, según un tasador independiente. Es tan sólo una de las múltiples irregularidades cometidas durante la polémica gestión de Consuelo Ciscar,
entre 2004 y 2014, como directora del museo, uno de los más importantes
de arte contemporáneo de España. El sumario de la investigación abierta
por un juzgado de Valencia, cuyo secreto se levantó ayer, es un rosario
de indicios de delitos que puede provocar un terremoto en el mundo del
arte en España.
De tal forma que la juez Nuria Soler ha imputado a Ciscar, la persona fuerte de la politica cultural valenciana
durante el Gobierno de la Generalitat del PP, a cuatro subdirectores
(Juan Carlos Lledó, Juan José Bría, Norberto Ibáñez y Raquel Gutiérrez),
y al empresario de transporte Enrique Martínez Murillo, por presuntos
delitos de malversación de caudales, prevaricación y falsedad
documental.
En el auto, la magistrada explica que se habrían pagado “importes no
justificados por obras de arte o por publicaciones que resultaba
evidente que no respondían a este valor” y que esta práctica redundaba
en “un claro lucro para terceros”. La juez concluye que estos hechos
“habrían supuesto un evidente perjuicio a los fondos públicos con los
que se gestiona este museo”. La instructora considera que de las
diligencias practicadas hasta el momento “resulta indiciariamente la
existencia de hechos delictivos cometidos en el seno de la
administración del IVAM, tanto en la adquisición de obras de arte como
en la contratación de publicaciones”.