Hasta ahora, la Europa de Bruselas, se está manteniendo al margen de la política interna de España. Sin embargo, advierte de los riesgos y vulnerabilidad son evidentes, y quien entre a gobernar ha de acepotar su política económica, porque indudablemente sobre nuestras cabezas está en Bruselas, lo que nadie peude ingnorar. Por ello, la demagogias son malas compañera de viaje. Espera la formación de un gobierno para que se aplique un duro ajuste fiscal. Amenazas o qué. España no debe hacer "la griega", que al final tuvo que dar marcha atrás. Varoufakis se dio de bruces contra el muro de Bruselas
El PP (la lista más votada) junto a PSOE y Ciudadanos supone estabilidad, es la fórmula de menos riesgos, además Paxi López del PSOE, ya es el presidente del Congreso, qué más quiere Pedro Sánchez. Otras fórmulas son riegos de ingobernabilidad, porque el PP, no se va a mantener callado. La otro formula independentista, antisistemas, comunitas y anarquitas, será un desaste anunciado.
Los cambios que pretende Podemos, no van a ser posible porque el Senado tiene mayoría el PP, y todas las maniobras secesionitas van a ser rechazada.
Como ejemplo clamoroso de cómo las fuerzas del mal reinan en Bruselas,
Varoufakis denuncia que si la UE fue tan dura con Grecia a la hora de
negociar el tercer rescate del país heleno fue con la intención clara y precisa de asestar un golpe a Podemos de cara a las elecciones generales españolas de diciembre pasado.
........................Ver siguiente nota en El País..............
Bruselas reclama “estabilidad” en España desde el 20-D. La Comisión Europea ha mantenido una exquisita distancia
desde las elecciones con el complicado panorama político. El brazo
ejecutivo de la UE ha dejado claro que reclamará un doloroso ajuste
fiscal adicional al próximo Gobierno, pero el informe España 2016, que
se hará público en febrero y analiza los graves desequilibrios que aún
arrastra la economía, resulta mucho más explícito y advierte “riesgos
políticos” en el país. “Las dificultades para formar Gobierno podrían
desacelerar la agenda de reformas y provocar una pérdida de confianza y
un deterioro del sentimiento del mercado”, dice con inusual contundencia
el borrador del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS.