El negocio de los toros es superior al negocio de la
vida en España. Las tradicionales fiestas de encierros de toros en los pueblos ocasionan
una decena de víctimas cada año, por no contar los heridos, que suponen bajas
laborales y gastos innecesarios en la Seguridad Social o seguros privados. Esto
sin contar las corridas profesionales de toros que dejan víctimas y heridos de consideración,
porque los cuerpos de los toreros tienen más cicatrices que el cuerpo no de
nuestro Señor Jesucristo.
Cada día son más lo que nos unimos en defensa de los
animales y debemos también de empezar a concienciar a las personas que es un
peligro innecesario que luego produce dolor en las víctimas y sus familiares e
incapacidades.
El negocio de los toros en muy potente, e incluso el
Rey Emérito Juan Carlos es uno de los muchos aficionados de barrera. Se sustenta
en la tradición y en la fiesta nacional (será para algunos, porque para mí no
lo es).
Poco a poco se va erradicando las corridas de toros,
en muchas ciudades se han prohibido. Sin embargo los encierros se han popularizado. Y bajo el lema “A mí no me va a
coger el toro”, pasan las desgracias, que no son accidentes, ni impudencias,
sino negligencias de la ignorancia más estúpida, que acaba en “Mala suerte”.
Soy partidario de concienciar a los aficionados a
los encierros que la adrenalina se puede subir de muchas formas, pero sin
muertes.
Fumar mata, drogarse mata, los toros matan.
Advertencias inútiles.
Se debe prohibir como una droga que hace desgraciados
a muchas familias. No es cuestión de valientes, sino de ignorantes. Es un espectáculo salvaje, que se mantiene por la autoridades españolas. Los encierros no son un deporte de riegos, son una forma de tradicion medieval impropia de los tiempos actuales.
Ramón Palmeral
- NUEVE PERSONAS PIERDEN LA VIDA POR LOS ENCIERROS POPULARES.
Nueve personas han muerto este verano
durante los encierros y festejos taurinos que, todos los años, se
reproducen por numerosos municipios de España. Una exhibición de
recortes de vaquillas en Lerín (Navarra) se cobró el pasado domingo la última víctima,
un hombre de 29 años, que sufrió una cornada en el abdomen después de
resbalar en la arena. El elevado número de fallecidos, el más alto del
lustro, reabre el debate sobre la seguridad en estas celebraciones.
Unido a las denuncias de maltrato animal. En diferentes localidades del
país, partidos de izquierda abogan por su supresión.