Móviles en el restaurante
Estaban sentados en una mesa próxima. Un grupo de diversas edades, ambos sexos. Se dedicaron durante toda la comida a enseñarse unos a otros sus respectivas pantallitas, en una especie de competición para ver qué imagen o chiste resultaba más impactante o divertido. Solo dejaban esta actividad para hacerse fotos. La mesa de mas allá estaba ocupada por 2 mujeres, una en torno a los 50 y otra veinteañera que supuse su hija. La madre consultaba su móvil cada pocos segundos, la hija no lo soltó durante toda la comida. No llegué a ver si se dirigieron la palabra. Otra mesa estaba ocupada por una joven pareja con su hijo de unos 2 o 3 años. La mamá colocó su móvil en un miniatril frente a su hijo con una película de dibujos, supongo, y supongo también que con la intención de que el niño no diera guerra durante la comida, objetivo que he de reconocer, se consiguió. El papá, por su parte, no dejó de mirar y acariciar con los dedos su pantallita todo el rato mientras la mamá lo miraba, en silencio, con cierta inquietud y envidia. Supongo que pensaba: ¿ya va siendo hora de que a este niño le compremos un móvil?Carta de los lectores en Diario Información de Alicante, 16 de julio de 2015