Las grullas que cada año llegan durante su migración a la laguna de
El Hito, en Cuenca, no son conscientes de la animadversión que
despiertan desde ayer entre muchos vecinos del cercano Villar de Cañas.
Este municipio de medio millar de habitantes fue elegido por el Gobierno
en 2011 para acoger el cementerio nuclear que pretende albergar los residuos radiactivos
de España. Pero la Junta de Castilla-La Mancha se ha propuesto
impedirlo utilizando una medida de corte medioambiental: ampliar de
1.000 a 25.000 hectáreas la zona protegida alrededor de la laguna de El
Hito, hogar temporal de las grullas, lo que daría al traste con el proyecto nuclear.
La mayoría del pueblo ve en este proyecto un salvavidas económico y social, ya que supone inversiones y empleo para una zona despoblada y deprimida. La decisión de la Junta, que ha cambiado de Gobierno en las últimas elecciones, no ha sentado bien. "Estamos hartos de las grullas", comenta el alcalde de este municipio, José María Sáiz, del PP. En el diminuto salón de plenos del Consistorio, con las manos llenas de tierra (viene de trabajar en la construcción de una granja), explica que está sorprendido por la decisión de la Junta.
La mayoría del pueblo ve en este proyecto un salvavidas económico y social, ya que supone inversiones y empleo para una zona despoblada y deprimida. La decisión de la Junta, que ha cambiado de Gobierno en las últimas elecciones, no ha sentado bien. "Estamos hartos de las grullas", comenta el alcalde de este municipio, José María Sáiz, del PP. En el diminuto salón de plenos del Consistorio, con las manos llenas de tierra (viene de trabajar en la construcción de una granja), explica que está sorprendido por la decisión de la Junta.