Todavía existen casetas emblemáticas donde se práctica la
tertulia marinera, prácticamente todos los días del año, haga levante o
poniente. En una vara hondea una bandera española como si fuera un barco varado
en tierra como en el poema de marineros en tierra de Rafael Alberti. Aquí estás
estos nostálgicos marineros que añoran los días de navegación, la pesca y el
sabor a algas y sal. Ellos me dan cierta envidia. Tienen su mesa y sus bancos
de madera donde de vez en cuando le dan a la bota de vino y se comen alguna
tortilla que sacaba de una fiambrera llena de amor y de cariño, con algún
pescado frito. Así es la vida aquí, tranquila, alejada de los núcleos urbanos,
en algunos lugares de Alicante.
Lo mejor de la vida no son los grandes viajes a tierra lejanas, ni grandes palacios o villas, sino un grupo de amigos bien avenidos en cualquier lugar del mundo donde haya paz y exista la libertad de expresar tu ideas en esa tertulias son sofocos ni precipitaciones.
Ramón Palmeral