De mi diario:
El hombre nace bueno e inocente por naturaleza, lo que
sucede después es la consecuencia del convivir en sociedad, en sociedad como las
abejas, en colmenas, bajo el poder de una reina dominante. Esta reina que
representa el poder ejecutivo, legislativo y judicial de la colmena equivale al
poder de la política de los que nos administran. Estos días en que se están
disputando las vestiduras de las alcaldías, vemos cómo el PP se queda solo en su
isla de recortes y desiertos de corazón herido con la amena de un desastre, y que el PSOE deriva hacia la
izquierda más radical con Podemos lo que, en cierta forma, incumple su programa electoral,
y de alguna formas sus votantes se sienten engañados. Y lo que decían en un
lugar de la Mancha, ya no vale en un lugar de Andalucía o en un Valencia que
perdió su luna llena. O sea, y concluyendo, el hombre pierde su inocencia porque
sufre los dolorosos engaños de la política, en la que nos damos cuenta que votar
es la única pataleta que no queda mientras las urnas nos van abriendo lo ojos,
poco a poco, hasta convertirnos en ciudadanos desconfiados y defraudados,
porque en este España del pelotazo viven unos cuantos y nos morimos de pobres
otros muchos más silenciosamente avergonzados, sin que se puede hacer nada contra el poder económico que
impulsan las naciones, ni contra la corrupción de la banca intocable y su paraísos
fiscales internos que tanto daño hacen a la sociedad inocente.
Ramón Fernández Palmeral
Alñicante, martes 9 de junio 2015