Las elecciones
municipales son esa época de fotografías, televisión y noticias de prensa y
carteles en plazas públicas. La época en que los politicos se dajan ver y sudan la camiseta, luego si te he visto no me acuerdo. Los candidatos a alcaldes, han de ser elegidos
primeros como concejales y por eso van en la cabeza de lista. Quién elige a los
candidatos, sencillamente lo partidos políticos, por recomendación de los
presidente de partidos provinciales y autonómicos. No es que ellos se puedan presentar libremente,
sino que ha de ser elegidos por ellos. Lo ideal y democrático elemental serían
poderlos elegir en listas abiertas, pero eso no es así, porque en España
seguimos votando a los alcaldes que no imponen los partidos políticos. Porque
los secretarios generales no quieren que el elegido con las urnas luego resulte
ser un díscolo ingobernable desde la hilos tirititeros del poder Autonómica
o Central.
Porque estos
candidatos elegidos en las urnas han de pasar por una elección entre los
votados concejales o regidores/as, para ser nombrados alcaldes, y luego estos han de agradecer su investidura del
bastón municipal a quienes les propusieron. Y
luego es cuando vienen a pagar con esos favores que les piden: bien el amigo del
amigo o el empresario amigo de otro amigo. Es decir, que el pode real del
partido reside en el apoyo de los empresarios que tienen, que son los que
engordaran la bolsa de los partidos, hasta sobrepasar la financiación ilegal de
los partidos u otros chanchullos.
Al final de todo este cuento, el alcalde o
edil será el cabeza de turco que pagará con su persona, los juicios de las cárceles,
porque al gran Jefe, al “number one” no se le va a pillar, y si se le pillará
será indultado, o con un juicio popular apañado, o con leyes retroactivas que
puedan enmendar el entuerto. Quien paga será el edil con su dimisión, al verse
desbordado por una batería de peticiones, favores y solicitudes que siempre están
al borde de la legalidad. Los nuevos alcaldes, elegidos democraticamente se dejarán las chanclas, los bañadores y hasta el reloj de diamantes en el yate de los poderosos constructores.
En fin que Dios los
pilles confesados, porque esto de ir a las elecciones municipales, tal como
está le patio, casi es mejor quedarse en casa, porque al fin y al cabo podemos
intuir que todo va a seguir igual y cada cual hará lo que pueda si es que le
dejan, y no le ponen zancadillas o traviesas aceradas de vías férreas de la
incomprensión.
Y es aquí que el día domingo
24 de mayo los alcaldables esperan una masiva llenada de urnas con votos, pero
hemos de pensar que es una responsabilidad votar a alguien que nos puede saquear,
como vota al que no saqueó o “enchaquetó” en una deuda municipal que llegará a generaciones.
También es un riesgo votar a un bolchevique o menchevique salvador de Patrias.
Votar a alguien que tiene que demostrar lo que vale su honradez, es un cheque
en blanco, que es, lo que es el voto, un cheque en blanco de confianza.
Ramón Fernández Palmeral
De mi diario del día 11 de mayo 2015