Elogio a la lluvia en Alicante
Nace un domingo de sol amargo
las calles y mi plaza relucen con la lluvia
las palmeras como árboles ultrajados
mojados al llanto de un río de cabellos mojados,
el pájaro se ocultó tras la luz de un relámpago
los frutos enmudecidos esperan
en las ramas su invierno
para tomar luz y voz, luego...
la lluvia nos muestra sus hilos húmedos de
dama desatada y cálida,
he regresado del churro y del té
del bar de la esquina con Madroñal,
y he vuelto a la plaza de la Viña, se me abre
en el momento en que la tierra bebe agua, y escupe
reflejos...
la carne se hace verbo, cuerpo, líquido de carne
y en una ausencia eterna de lo divino
me oculto bajo el paraguas de oro y luto
a la sombra de cuarto, al silencio
lleno de fantasmas y heridas cicatrizadas...
elogio a la lluvia de un domingo sin fuego del
cielo
de sol en cuclillas oculto pero presente
y las nubes tejidas entre grises y blancos
se han quedado ordeñando su graciosa fantasía
de agua destilada y pura como el corazón de un
niño.
Ramón Palmeral
Alicante, domingo 30 de noviembre de 2014