El poder del dinero,
el capital siempre ha intentado corromper y ha abusado de los trabajadores, a
los que siempre ha explotado como una forma de capitalismo liberal y
libertario. Para poder abusar del trabajador
corrompe a lo políticos a través del soborno, del cohecho y de la prevaricación.
Cuando son, precisamente lo políticos los que deben velar por que el capital no
abuse del trabador ni tampoco a los que los administrador. Cuando el político
se alía al poder del dinero, al capital, se convierte en un corrupto, mirando
sus propios intereses particulares, y dejando en su obligación de ser parapeto
entre el capital y la clase obrera. Esta poder corrupto es lo que Podemos llama
“casta”, es decir, aquel sector que antes llamaban nobles, aristócratas y
privilegiados. Por eso actualmente los ciudadanos desangelados apuntas a derribar
esa “casta” y quien lo pueden hacer nos los partidos emergentes que hasta ahora
no han gobernado.
El artículo de
Alfonso Ussía en La Razón: “Ética frente a corrupción” es muy clarificador, del
cual entresaco este párrafo:
“La corrupción
política consiste en el mal uso del poder para conseguir
una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada, y que suele estar muy
ligada a la falta de transparencia. El fenómeno de la corrupción se instala en
el ejercicio del poder y también en la delincuencia económica, aunque es cierto
que la mayor preocupación se centra en el sector público, puesto que si bien el
poder de corromper suele estar centrado en quien puede vencer voluntades,
y para ello es necesario dinero o algo similar, no es menos cierto que frente a
ello sólo se puede oponer, además de la transparencia, un sistema de
prevención y un modelo de justicia eficaz, y lo mejor de la naturaleza
humana, la moralidad”.
En la filosofía, la ética no se limita a la moral, que generalmente se entiende como la costumbre o el hábito, sino que busca el fundamento teórico para encontrar la mejor forma de vivir, la búsqueda del mejor estilo de vida. La ética puede confundirse con la ley, pero no es raro que la ley se haya basado en principios éticos. Sin embargo, a diferencia de la ley, ninguna persona puede ser obligada por el Estado o por otras personas a cumplir las normas éticas, ni sufrir ningún castigo, sanción o penalización por la desobediencia de estas, pero al mismo tiempo la ley puede hacer caso omiso a las cuestiones de la ética.
Si los partidos políticos no pueden apartar de sus cargos público a los imputados (porque son electos), quizás sí lo podrían hacer los jueces de instrucción si se les legisla sobre este tema (darle leyes), siempre y cuando el juez considere que existes razones fundadas de delito, y los puedan apartar de sus cargos mientras dure el proceso hata el jucicio oral que debe ser rápido, y para ello hay que dotar de juzgados especificos para la corrupción: celeridad y ejemplaridad. Y fuera aforados. Por lo visto, hasta ahora interesaba el aforamiento de los políticos para dilatar en el tiempo las causas hacia el olvido, pues empiezan en las Audiencias, pasa por el Trinubal Superior de la Comunidada, luego al Trbunal Supremo, luego este lo envia otra vez al Superior o a la Audiencia y así, girar y giran años como en el caso de Camps, para quedar luego absuelto de los traje por un jurado popular.
Sin embargo, darle a los jueces poder para apartar a los imputados de sus cargos puede suponer una ilegalidad, ya que el poder judicial no puede ir contra el imputado politico que fue elegido por volutad popular en las urnas. Y sería ir contra el principio de la separación de poderes. Si la política se judializa, podría suponer romper el muro que separa estos poderes y causar una riada de consecuencias impredecibles, pues ya tenemos antecedentes en Italia, de cuando los jueces fueron investidos de tal poder que llegaron a convertirse en verdaderas vendetas.
Por otra parte, los partidos políticos sí pueden instruir expedientes internos para posible expulsión del partido, con toda celeridad, y no ocurra como el caso de Sonia Castedo que se acuerda el PP de instruir expedientes despues de años. Y no puede crearse esa nube, o ese limbo de incertidumbre sobre la inococia o culpablidad de esta edil.
La conclusión es
que el político ha de ser transparente, ha de cambiar su mentalidad de “picaro”
de “culpable inocente” de “pillín”, para en guerra púnica de administración
convertirse en verdadero servidor de la sociedad a la que se debe y administra
y le han votado. Y para que estos principios ético y morales emerjan, ha de
transcurrir algunos años más de educación política, social y con leyes como
muros truyanos. Cospedal dice que ya ha hecho todo lo que podían hacer, pro que ellos no pueden meter a nadie en la cárcel, pero sí los puede expulsa del partido y hacerle dimitir de sus cargos. Los Eres de Andalucía tienen 229 imputados del PSOE, los Puyol, CIU y otros partidos imputados por comisiones ilegales. Sin embargo, aunque esto ayuente a los inversores es una demostración de transparencia.
Ramón Palmeral