El
profesor de Historia Contemporánea Juan Martínez Leal presentó en la
Casa Bardín de la calle san Fernando, 44 de Alicante, sede el Instituto Alicantino
de Cultura Juan Gil-Albert, su libro-ensayo: De las urnas a las armas. El Frente Popular y los orígenes de la Guerra
Civil en la provincia de Alicante, editado por esta institución. En la mesa
estuvo como moderadora Rosa Monzó, los profesores Miguel Orts Montenegro, Francisco
Moreno Sáez, y el propio autor. Este
libro es un documento necesario para conocer la Historia de Alicante del
periodo comprendido entre febrero de 1936 hasta el golpe militar de julio.
Libro que, según el propio autor le ha
llevado dos años de investigaciones y otros tantos en su publicación. Opino,
sobre las ediciones de esta Institución, dependiente de la Diputación de
Alicante, que son de gran calidad editorial; sin embargo, creo que tiene una
mala distribución de los libros en las librerías. Si quieres algún libro has de
acudir a la Casa Bardín para comprarlo,
además la publicidad mediática prácticamente no existe, salvo el día de las
presentaciones. Una edición de De las urnas a la armas, en una editorial de tirada nacional
hubiera sido lo ideal, pero se complica el asunto cuando el tema del libro es
local alicantino, además de ser un ensayo y la empresas editoriales no
arriesgan. Al menos si su contenido se pudiera comprar o leer en versión eBooks,
el acceso sería completo. Consta de 170 páginas, con ilustraciones con prólogo
de Francisco Moreno Sáez. Diseño de la cubierta Aurelio Ayela. ISBN.: 978-84-7784-663-5
Hecha esta puntualización, el libro es un
documento de primer nivel, serio y riguroso, con prólogo Moreno Sáez, que hace
un disección del libro y de las razones de la proclamación de la II República el
14 de abril de 1931, y tomando unos párrafo en los que sintetiza las causa,
escribe: “Los gobernantes no tardaron en poner en marcha una serie de reformas
que la sociedad española necesitaba, en algunos casos desde siglos atrás: la
reforma agraria, la separación entre Iglesia y el Estado, la subordinación del
ejército al poder civil, la dignificación de los trabajadores y la mejora de
las mujeres a la categoría de ciudadanas [el sufragio femenino no llego hasta
las elecciones generales de noviembre de 1933], la extensión de la cultura y de
la enseñanza, entre otras muchas”. Párrafo a párrafo el profesor Moreno Sáez, hace una sinopsis muy
completa del libro presentado.
El profesor Miguel Orts, que
intervino en primer lugar, realizó una semblanza de su Manuel Leal, al que
conoce desde hace años, desde colaboraron juntos en el Archivo de Fuentes Orales de dicho Instituto
de Cultura Juan Gil-Albert. Amenizó la
presentación con simpáticas anécdotas como cuando Leal estuvo haciendo el
Servicio Militar en Cartagena y le dio tiempo escribir su tesis doctoral,
además es autor de República y Guerra Civil en Cartagena (1993). H habló sobre el periodo de la Replica
en Alicante, que se mantuvo fiel a ella desde 1931 hasta 1939, fin de la guerra
civil.
El libro De las urnas a las armas se
compone de Prólogo, abreviaturas y cinco capítulos, con ilustraciones que son
documentos novedosos, así como une al final un anexo del escrutinio final
resultado de las elecciones del 16 de febrero de 1936 de la provincia de
Alicante mesa por mesa, hallado en el
Archivo de la Diputación Provincial de Alicante: El material bibliográfico
consultado es amplio y es de agradecer.
Los capítulos se titulan: I las elecciones del Frente
Popular en la provincia de Alicante. II. El problema del orden público. III. La
dinámica política y los conflictos sociales. IV la conspiración y la sublevación
militar en Alicante. V Conclusiones: Una carrera ciega hacia la catástrofe.
La introducción que nos presente el autor,
como es lógico, es una síntesis del libro, hay que destacar que se inicia con
una cita de una carta de Manuel Azaña [Presidente de la Republica], al doctor
González Rodríguez Lafora [Médico psiquiatra republicano autor de La
educación sexual y la reforma de la moral sexual (1933)]. Donde Azaña se
refiere a que la propaganda de ambos
bandos oculta la verdad fiel de los hechos, y que a causa de la grandes mixtificaciones
realizadas, las generaciones venideras no conocerán jamás la verdad. Continua
el texto de Martínez Leal donde él mismo
se hace una serie de preguntas, entre
ellas “¿Existía una efectiva desligitimación de las instituciones republicanas?”
De
esta pregunta, me surge la duda de si la II República de proclamada desde los balcones de los ayuntamiento y plazas el 14 de
abril como resultado de una elecciones municipales de concejales dos días antes
el domingo 12 de abril (de los que no conocían todos los resultados, por la
falta de un sistema de recuento ágil), unas elecciones que, algunos historiadores,
anunciaron como plebiscitarias, entonces, pienso que se cometió fraude de Ley, por
no ser ni unas elecciones generales ni un referéndum como sucedió, por ejemplo
en Italia en junio de 1946 que entre monarquía o republica se quedaron con el
modelo de la republica con la marcha del rey Víctor Manuel.
El golpe de la proclamación de la
República, según la opinión de algunos políticos monárquicos, tras las
elecciones municipales ya se había gestado en el Pacto de San Sebastián por los
partido de la izquierda que acordaron una huelga general y una insurrección
militar, había que acabar con la monarquía Alfonso XIII, y las dictadura del general
Miguel Primo de Rivera prolongada con el generales Dámaso Berenguer y el almirante
Juan Bautista Aznar. Y nos preguntamos ¿Es lícito derribar al tirano?,
indudablemente todo cambio, toda revolución no se inicia pidiendo permiso, sino
actuando, como ya habían hecho en la revolución bolchevique de 1917. Al tomar
el poder los bolcheviques en Petrogrado, Lenin y Trotski, no sólo se pretendían
construir el socialismo en Rusia, esperaban extender las revoluciones en los
países industrializados de Europa, creando la Tercera Internacional. Ideas que
venían de la Segunda Internacional de 1889 de los partidos socialistas y
laboristas.
Creo
que de esta “legitimación” de la II Republica se produce a raíz de las lecciones generales del
28 de junio del 1931 (ya que todo proceso que se deriva de una ilegalidad es
nulo de propio Derecho), y se reafirma con la Constitución de diciembre de
1931. Los monárquicos, los militares, los poderes económicos, la Iglesia y los poderes económicos (La llamada derecha)
nunca aceptaron la proclamación de la República ni la aplicación de las leyes,
por lo que se fue formando un caldo de
odios y resentimientos. A pesar de ello, opino que la Republica era necesaria,
en lo años 30, debido a la dificultades económica, las desigualdades sociales,
el caciquismo, y los abusos a los trabajadores, jornadas interminables, paros,
debido al atraso que lleva España respeto a los países europeos, por la lacra
del imperante analfabetismo, falta de una educación laica y científica y
sentido de la democracia. Salíamos de la dictadura, y los partidos políticos
exigían unas Corte Constituyentes que representara la soberanía del pueblo, es
decir, el imperio de la Ley donde todo somos iguales y responsables: la
democracia.
De hecho, tales eran los desmanes y
descréditos contra el gobierno de la República, que en octubre de 1931 se había
promulgado una dura Ley de Defensa de la República para actuar contra loa actos
de agresión contra la República,
Estas
idea me viene a vuelapluma tras las referencias de Manuel Leal, cuando
escribe en la página 23: “…estas causas estructurales venían de lejos
arrastrándose durante décadas, del atraco económico y de los profundos desequilibrios
sociales de España con los que se encontró la nueva República que se inauguró
en 1931. De profunda vocación reformista en correspondencia con la enorme expectativas
que había despertado su instauración […] No solo había que democratizar el Estado,
separándolo de la Iglesia y estableciendo la supremacía del poder civil sobre
los militares, sino que había que transformar las condiciones de vida de las
míseras capas campesinas y del proletariado urbano, estableciendo una legislación
acorde con los países más avanzados y una reforma de las estructuras agrarias”.
Evidentemente, la Republica tenía como
fin primordial la modernización de España; sin embargo, eso uno de los
principales obstáculos era la alto índice de analfabetos que rondaba un 70 % de
la población, y la educación estaba en manos de la Iglesia, con lo cual los
adoctrinaba y controlaba todo atisbo de cambio, revolución o desvío de la fe,
de los españoles sometiéndoles la virtudes cristianas de humildad,
obediencia, resignación, y el mundo se
mueve por la voluntad de Dios, impidiendo el desarrollo individual y el
pensamiento científico, puesto que la idea de la creación del mundo y del
hombre se basa en el creacionismo y no en los principios evolutivos de la
Naturaleza o darwinismo. Poco se puede esperar el progreso de una Nación cuando
su juventud se dedica a la Religión, por no tomar las palabras de Bakunin, de
que “La religión es el opio del pueblo”. Pero, insisto los cambios sobre las creencias y la fe no fue ser llevados a la radicalidad.
El bienio reformista duró apenas dos
años, puesto cuando entra el bienio de la derecha también llamado bienio negro,
pretende anula todas las reformas anteriores: agracia, militar, religiosa… El
fracaso el bienio reformador se debe a su imposición de la libertad de
conciencia y, por ende acabar con la religión católica de raíz, pues las
creencias no se pueden cambiar de un día para otro. Los incendios de conventos
e iglesias de mayo de 1931 por los anarquistas con cierta “permisividad” o
“vista gorda” del gobierno, el provocó una herida de muerte política de cara a
la opinión pública. He hecho, Niceto Alcalá Zamora presidente del gobierno
provisional, dimitió por no estar de acuerdo con al redacción del artículo 26
de la nueva Constitución sobre cómo iba a quedar el asunto religioso, le
sucedió Azaña, intelectual preclaro, pero sin capacidad de mando decisorio y
eficaz.
Lo que a grades rasgos sucedió, es que en los años treinta no existía una
conciencia de democracia real, es decir, respetar el resultado de las urnas y las leyes, pactos
o acuerdos tomados por los gobiernos anteriores. Como escribe Martínez Leal
(pág.25): “Monárquicos, católicos, empresarios, terratenientes, pequeños propietarios
asustados, nacionalista españoles, fueron creando un bloque social y político
muy amplio de total oposición a las reformas y al régimen republicano”. Grupo de poder, al que hay que añadir la
Iglesia, llamémosle de derechas, que consiguieron ganar las elecciones de noviembre de 1933, ganando la CEDA con 115 y
el Partido Republicano Radical con 102, formó gobierno Alejando Lerroux. En
Alicante ganaron también las derechas encabezados por Joaquín Chapaprieta y
Torregrosa republicano independiente de derechas, José Martínez Arenas del PRC
y Francisco Moltó Pascual de la CEDA.
Los republicanos de izquierda y los socialistas, que se habían
presentado en coalición en las elecciones constituyente, y había perdido le
echaron las culpas al voto femenino, que seguramente estaba dirigidas por la
conciencia de la Iglesia.
Y para mayor convulsión social
los partidos de izquierda como al PSOE y el sindicato UGT y CNT, no conformes
con los resultados electorales, se
encargan de promover huelgas y paros con lo que desemboca en la revolución o
insurrección de octubre del 34 (Revolución de Asturias donde murieron 1.100 personas entre las que
apoyaron la insurrección, además de unos 2.000 heridos, y hubo unos 300 muertos
entre las fuerzas de seguridad y el ejército; 34 sacerdotes y religiosos fueron
asesinado. Y evidentemente, años después, al llegar la victoria del Frente Popular
de izquierda del 16 de febrero de 1936, a los presos los sacan de la cárceles y
son readmitidos en sus viejos empleos que había sido ocupados por los de la
llamada derecha, con lo que se genera un conflicto de intereses.
Es de interés lo que escribe Martínez
Leal, sobre que la campaña electora del 36 fue apocalíptica donde afirma que en
España una “fortísima división social”. Cuando gana el Frente Popular acabó en
un auténtico desquite, viejas rencillas,
venganzas, el orden público se enquistó en las calles, prácticamente en toda la
provincias de Alicante hubo incidente: Torrevieja, Castalla, Callosa del
Segura, Ibi, Alcoi, Orihuela, Aspe y otras, huelgas en el puerto de Alicante.
Die el 20 de febrero de 1936 fue el más convulso donde además que acabó de
quedar la iglesias que se mantenían en pie.
Sabremos por el contenido de este magnifico
ensayo De las urnas a las armas, que
el primer gobernador civil de Alicante nombrado por el gobierno de Azaña, se
llama Francisco Valdés Casas, nacido en
Talavera de la Reina en 1899, militante de Izquierda Republicana, estuvo en el
cargo hasta julio de 1937, tuvo como secretario a Eduardo Planelles Guijarro,
redactor jefe (o administrador) de EL
Luchador, que fue acusado de ejercer con excesivo rigor la censura de prensa, sobre todo para evitar darle
publicidad a los altercados de orden público y evitar el contagio a otras
localidades vecinas. Valdés Casas evitó el levantamiento militar del julio del,
exigiendo al Gobernador Militar que en
los cuarteles ondeara da la bandera republicana. Alicante fui fiel a la
República desde el 1931 al 1939, fin de la guerra, donde además sufrió el bombardeo fascista del
Mercado Central del 25 de mayo de 1938, y nuestro puerto se convirtió en la
última salida hacia el exilio en varios viajes del famoso barco inglés “Stanbrook”, al mando
del capitán Archibald Dikson. Manuel Leal es también autor del libro El Stanbrook, un barco mítico en la historia del exilio español (Universidad de
Alicante, 2005)
No olvida Martínez Leal los
daños a la Prensa. Algunos periódicos habían desaparecido tras la destrucción
del 20 de febrero del 36, sobre todo diarios conservadores como el El Día, que dirigía el periodista y
poeta Juan Sansano Benisa, situados
en la calle Villavieja nº 1 fueron asaltados y quemados en tres ocasiones: el
11 de mayo de 1931 (con un ataque en agosto), en 1934 y el 20 de febrero de
1936. Su casa tampoco se libraría de los ataques. Otro diario que sufrió daños
el Diario de Alicante, dirigido por
José María Ruiz Pérez-Aguila, que después de los destrozos sufridos, denunció
en la medida de sus posibilidades la arbitrariedad y desmanes de izquierda,
después de la guerra su local se convirtió en local de reuniones clandestina de
los falangistas alicantinos. El Correo,
decano de la prensa provincial y de tendencia conservadora dejó de publicarse
en abril.
Retrocediendo en el tiempo, en mayo de
1931 se incendiaron en Alicante las Escuelas Salesianas, el Colegio de las
Carmelitas, la Parroquia de Benalúa, el Convento de San Francisco, la casa de
ejercicios de la Compañía de Jesús, el Convento de las Oblatas, la Iglesia del
Carmen, la Residencia de los Jesuitas, el Convento de Capuchinos, el Convento
de Agustinos, el Palacio Episcopal, el Colegio de Jesús y María, el Colegio de
la Compañía de María y el Colegio de los Maristas., las que quedaron en pie la
quemaron el 20 de febrero del 36, como en Elche (Alicante) incendiaron del
convento de las Mercedes y la iglesia parroquial de San Juan, asalto de la
residencia de Padres del Corazón de María con dos muertos y varios heridos. La
Basílica de Santa María de Elche fue usada como garaje de coches con un cartel
en la fachada que decía "edificio destinado al servicio de la
República". Todo su interior quedó destruido junto con numerosas obras de
arte y objetos de culto religioso.
Los incendios de conventos e iglesias, y
los hechos vandálicos en los centros religioso no favoreció nada al prestigio
de liberalismo de la República, sino que fue usado como excusa y en su contra
cuando se gesta el golpe militar. El polémico artículo 26 de la Constitución de
1931, o no fue entendido, no fue bien aplicado, o se aprovecharon de él los
anarquista de la CNT, para demostrar que eran más radicales que nadie, o que
sus vecino, camaradas o compañeros
CONCLUSIONES:
Para no extenderme más en mis
comentarios, considero que De las urnas a
la armas de Juan Martínez Leal es un estudio, ensayo imprescindible para el
estudio de esta época tan convulsa de la historia de Alicante, que se debería
estudiar en los institutos y universidades para que crear un conocimiento de la Memoria Histórica
que no debemos ni desconocer ni olvidar. Y nuestros futuros jóvenes políticos
aprenden de los errores cometidos aquellos políticos exaltados e intolerantes
de la Republica (uno y otro bando) y guerra civil, para no volverlos a comenten
ellos y no se vuelvan a repetir. Mi felicitan al autor.
Escritor, poeta y pintor
Alicante 24 de octubre 2014
Biografía:
JUAN MARTÍNEZ LEAL, nacido en
Elche el 19 de diciembre de 1951, reside en Alicante. De padre murciano
(Cehegín) y madre nacida en Catral, ambas familias llegaron a Elche en plena
posguerra. Cursó la escuela primaria en las Escuelas Graduadas y en el colegio
Sagrada Familia de dicha barriada. Realizó sus estudios de Bachillerato en el
Instituto Laboral de la ciudad. Comenzó sus estudios universitarios en el
recién creado CEU de Alicante, licenciándose en Filosofía y Letras, sección
Historia, en la Universidad Autónoma de Barcelona en el año 1975. Doctor
en Historia por la Universidad de Alicante en 1991. Es catedrático de Enseñanza
Secundaria. Comenzó su labor docente como profesor del Instituto Miguel Hernández
de Alicante en el curso 1976-1977. Ha ejercido como profesor de Geografía e
Historia en los institutos de Jijona, La Vilajoiosa, Virgen del Remedio de
Alicante y Figueras Pacheco de Alicante. Entre 1997 y 2004 fue profesor
Asociado de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alicante.