Hoy en El País, 8 de junio 2014
Hace menos de 40 años que este país aprobó una Constitución democrática gracias a un pacto entre todas las fuerzas políticas representativas de la época, con la excepción puntual del Partido Nacionalista Vasco. En ella se prevé como forma de Estado la monárquica y se establecen una serie de previsiones para la sucesión en la titularidad de la Corona. La inicial renuencia o el abierto rechazo de Convergència i Unió y de Izquierda Unida (heredera del Partido Comunista de España) a mostrarse coherentes con la ley que sus antiguos dirigentes redactaron y votaron es una patética prueba, una más, de la ausencia de liderazgo político en sus filas y de las inclinaciones populistas de quienes las encabezan. Igual que necesitamos una Monarquía que no esté defendida por monárquicos, es precisa una democracia que se asiente en el compromiso y honestidad de los demócratas antes que en sus cálculos electorales.
Me parece indudable que la Constitución debe ser reformada cuanto antes, por los cauces en ella misma establecidos, y someterse en referéndum a la voluntad popular, que ratificará o no la forma de gobierno, la articulación territorial y las demás cuestiones pendientes que afectan a la convivencia de los españoles. Hace ya demasiado tiempo que padecemos una crisis institucional que así lo exige. Por supuesto la expresión de las redes sociales, las de los locutores de programas de entretenimiento político y, sobre todo, la de miles de manifestantes que exhiben con toda libertad su protesta, deben tenerse en cuenta. Pero no pueden sustituir, ni legal ni emocionalmente, a la voluntad democrática expresada en las urnas. No, si queremos evitar un suicidio colectivo.
Juan Luis Cebrián es presidente de EL PAÍS y miembro de la Real Academia Española.
..................Mi opinión en Nuevo Impulso...............
De acuerdo con reformar la Constitución sobre la forma de Estado, pero también la supresión de la Autonomías que tando daño están haciendo a la unidad nacional y supresión del Senado, con una sola Cámara es suficiente, para lo que hacen.
Muchos dicen en público que son republcianos para dar a entender que son progresistas, cuando en realidad son conservadores y no están dispuesto a la aventura de una república.
Muchos dicen en público que son republcianos para dar a entender que son progresistas, cuando en realidad son conservadores y no están dispuesto a la aventura de una república.