Ayer tarde tuve
ocasión de ver el partido de la final de la Copa del Rey por televisión en el
campo del Mestalla de Valencia, y una vez más escuché con vergüenza la tremenda pintada de
la afición culé al Rey, al Himno Nacional y a todos los españoles, mientras los
del Real Madrid cantaban el “Lalalá” que es la única letra de nuestro himno
español. Esto es una hipocresía, pues si la afición del F.C. Barcelona no quieren a España, que no jueguen la Copa del Rey. Y a Messi le sorprendió la cámara escupiendo al cesped, pero este es argentino y casi no cuenta a la hora del honor patrio.
Lo que no dicen
los políticos ni los periodistas es que ante una futura e hipotética
independencia de Cataluña, los equipos de fútbol catalanes, como el baloncesto
y otros deportes quedarían fuera de las Ligas Española, por ser un país tercero
de la Comunidad Europea. Es decir que nunca más se enfrentarían el Real Madrid
con el Barcelona, el Español, y de igual
manera los equipo de Segunda A y B. Con las consecuentes pérdidas económicas que mueve el fútbol.
Los atletas
catalanes no podrían ir a las Olimpiadas, ni jugar en la Roja es que el actual
campeón del mundo, quedarían fuera, esto es así, no solo salen del euro sino
que salen de las Ligas de Fútbol, baloncesto, balonmano, waterpolo y otros
deportes. Salvo que tuvieran la doble nacionalidad.
Ayer estos “catalanes-españolos”,
ofendieron con su ira independentista al Rey, al Himno Nacional a todos los españoles
mientras el cínico Artur Mas en la Tribuna de Autoridades a cuatro cuerpos del
Rey, se reía por dentro como una hiena en celo, como diciendo: “Ves Juan Carlos como una representación
del pueblo catalán no se sienten españoles, aquí los tienes expresando su
voluntad”.
Y es que esto de
que todos los aficionados fueran
envueltos en banderas catalanas suena como si la Generalitat las hubiera
regalado, como una sola bandera ofensiva, como si tiraban bengalas verbales. Po
ello, estos se debería de acabar de una forma muy sencilla, la Federación
Española de Fútbol debería sancionarles, impidiéndole ir a los campos durante
dos o tres años. Algunos periodistas
pro-independentistas decían esta mañana en la Radio que cada cual puede
expresar su opinión libremente, pues sí, pero no, pues no son los cauces de
expresar su opinión, es como si unos ateos abuchearan a un cura cuando da la
misa. El ateo puede expresar su opinión libremente pero no en una Misa.
Esto de abuchear
impunemente al Himno Nacional delante de la faz del Rey y de los ministros de su gobierno, solo puede
pasar en España, un territorio invadido por las autonomías y los nacionalismos,
hijas de una Constitución de 1978 que las ampara. Jamás pasaría en los EE.UU.
de América, ni en el Japón, ni en China… Aquí, es esta piel de toro la
tolerancia rebosa sangre cuando quiere y miel cuando le da la gana, cada cuan hace
lo que le sale de los cojones y tira por la boca bengalas encendidas. A eso
llaman democracia y libertad, cuando yo creo que la libertad empieza cuando se
respetan las libertades de los otros e impera el Derecho y la Justicia.
La resolución del
conflicto de la sonata pitada que ya se va haciendo costumbre y ofensa al resto
de los españoles se convierte en un boomerang de animadversión contra ello. Por
eso, por la ley de la compensación de las ofensas ganó el Real Madrid por 2-1,
para recreamiento y goce de los españoles y de los aficionados merengues. Para
enseñarles quien manda y que se tragaran sus ofensas en el prologo del partido.
Quedaron humillados y se fueron como gallinas amarillas encabezadas por el
gallo de Artur Mas, que en cuanto se vea acorralado en el corral de su
parlamento convocará elecciones autonómicas o se irá a Suiza como sueles hacer
los presidentes derrotados.
Tras esto de la independentismo hay mucho político nacionalistas que vive de ello, y no se bajan del burro.
Tras esto de la independentismo hay mucho político nacionalistas que vive de ello, y no se bajan del burro.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 17de abril 201