“Vincular cualquier empeoramiento de la competencia lingüística a la
escritura de mensajes de texto es un error”, sostiene Josie Bernicot,
investigadora de la Universidad de Poitiers y coordinadora del estudio.
Es más, ella señala que, según las observaciones de su equipo, los
alumnos con mayor nivel ortográfico fueron “los que más faltas creativas
de escritura cometieron”, entendiendo como tales las que requieren de
una cierta inventiva o capacidad de abstracción y de manipulación del
lenguaje. “Hace falta tener una buena capacidad cognitiva”, dice, para
dominar determinados usos creativos de la escritura móvil.
Bernicot forma parte también de un proyecto internacional de 15 universidades llamado sms4science
que estudia los usos comunicativos de los SMS y su impacto en la
comunicación. Esa iniciativa recogió 90.000 SMS en diferentes países
para su estudio desde diferentes enfoques de las humanidades y las
ciencias sociales. Los resultados de ese estudio sociolingüístico y el
corpus de mensajes serán difundidos en 2014.
En la misma línea que los investigadores franceses opina José Antonio
Millán, lingüista experto en comunicación digital y autor de Manual de urbanidad y buenas maneras en la Red, donde reflexiona sobre el lenguaje online.
“Observo el fenómeno sin gran preocupación”, apunta. “Es absurdo pensar
que los alumnos que usan abreviaturas o juegos hagan lo mismo con otro
tipo de textos. Los hablantes saben diferenciar los distintos
registros”. Millán relativiza las normas del lenguaje en todo tipo de
situaciones: “¡Viva la libertad ortográfica!”, exclama. “Lo importante
es el contexto. Me parecería horrible que EL PAÍS se escribiera con esas
reglas, porque lo que hace es comunicación pública, pero la
comunicación privada no está sujeta a las mismas normas. En situaciones
de juego, amistad, afectividad, esas variantes son válidas porque
utilizan recursos expresivos y afectivos”.
Fragmento del El País, 20-03-2014