Y
para darnos la bienvenida, intervino en el acto de inauguración la gentil,
guapa y simpática representante del Restaurante, MONICA ESPIGARES, que tuvo palabras de agradecimiento para el
pintor por haber aceptado la invitación a exponer su obra en su establecimiento, para el
presentador LUIS BARCALA, Concejal de Sanidad, Consumo y Medio Ambiente del
Ayuntamiento de Alicante, para otras autoridades y personalidades que
igualmente asistieron, y para las muchas restantes personas que por ser
familiares, amigos y compañeros de la Asociación de Artistas Alicantinos, se
desplazaron para acompañar al pintor.
Luego dio la palabra a LUIS BARCALA, que
por ser buen conocedor y admirador de la obra de LUJAN, amigo y compañero de
Asociación y a la vez pintor y estudioso del Arte de la Pintura, fue por lo que
le requirió para que hablara sobre su obra en el acto de inauguración. Y como
LUIS, para estas cosas, “se las pinta solo” –nunca mejor traída la popular
frase- nos dio una amena y enjundiosa semblanza,
sobre la persona y la obra de LUJAN, que, como siempre, nos dejó
boquiabiertos, por lo certero de su justo juicio y porque sus cuadros verbales
recrean los pictóricos y le dan un encuadre nuevo, que sin ser una hagiografía,
descubren facetas nuevas que ni siquiera el pintor se habia percatado de que esas cosas estuvieran
presentes en su obra. Y para aseverar
lo que digo, transcribo literalmente para aquellos que disfrutan leyendo los
buenos comentarios y para satisfacción
del artista que quizá, con la emoción, no pudo saborear lo que de él y
de su pintura dijo el presentador:
“Vicente Luján, valenciano
de nacimiento pero alicantino por voluntad y méritos propios, es un pintor de
sólida formación académica (cursó estudios en las Escuela de artes y Oficios
Artísticos de Valencia y palma de Mallorca, y se licenció en la Escuela de
Bellas Artes San Carlos de Valencia), un maestro entre maestros de la pintura
levantina contemporánea y, sobre todo, un amigo. Pero no es del amigo del que
vengo hoy a hablar, sino del pintor.
Hoy se inaugura en este bello entorno de la finca Villa Antonia de
San Juan de Alicante, una exposición singular de Vicente Luján. Hoy tenemos la
oportunidad, al menos yo por vez primera, de apreciar una muestra extensa de
las distintas facetas de este maestro: oleos y dibujos de variada temática con
paisajes rurales y urbanos. En definitiva, casi todo Luján condensado en las
distintas salas de este caserón, hoy magnífico restaurante, que nos permitirá
bucear en el artista y su obra.
Lo primero que cabe destacar, sea cual sea la temática o técnica
empleada, es el estilo inconfundible de Luján. Es un pintor con lenguaje propio
reconocible. Sus cuadros son fácilmente identificables: una pincelada ancha,
larga y segura que va definiendo, plano a plano, todo el conjunto. Nunca le he
visto pintar, pero estoy seguro de que mancha el lienzo escondiendo su
intención hasta que da la última pincelada y es que, como ya tuve ocasión de
comentar con motivo de otra exposición suya hace unos años, Luján construye un puzle
de cada escena que va a pintar, y cada pincelada en una de sus piezas que, con
precisión milimétrica, va encajando en el lienzo. Solo al final, con la última
pincelada, encajando la última de las piezas, la obra cobra todo su sentido: no
sobran, ni faltan piezas; las pinceladas son las que deben ser.
Comentaba sobre la composición en sus cuadros, con motivo de aquella
misma ocasión, que en cada obra de Luján era perfectamente perceptible la
existencia de tres planos escénicos, cada cual con su diferente ejecución: un
primer plano de trazo grueso y muy contrastado; un plano de fondo de trazo
meramente insinuado, prácticamente un difuminado; y en el plano medio,
focalizando la atención del espectador, el objeto esencial de la obra,
definido, perfilado, al que el autor nos ha guiado por medio de los otros dos
planos. En unos casos, ese plano medio será un pueblo entre montañas, en otros,
la casa en ruinas o a medio construir del paisaje urbano, en otros, finalmente,
una flor concreta, o el reflejo del agua. El reto radica en hacer ese
descubrimiento.
No comenté entonces, y es necesario ahora, nada sobre la paleta
cromática de Luján, tan característica y definidora de su estilo, como la
composición antes comentada. Oí decir en una ocasión a Carlos Bermejo que la
paleta de Luján reflejaba su carácter tímido. Es así, seguramente, y no falla
el maestro Bermejo en su apreciación, pero creo que hay más.
Los grises plomizos, los azules cobaltados y los pesados sienas, con
blancos siempre rotos, nos indican el carácter intimista del pintor al
interpretar cromáticamente las escenas de sus cuadros con un punto nostálgico o
melancólico. Pero no pueden ignorarse los fuertes contrastes que imprime en
cada una de sus obras llegando a subrayar lo sustancial con un reborde de línea
oscura. La rotundidad de la composición y de la forma, al menos a mí, me
confirman la seguridad en sí mismo de alguien que se enfrenta al blanco lienzo
con la certeza de vislumbrar desde un principio el resultado final perseguido,
la determinación de alguien que sabe que quiere expresar y como quiere decirlo:
alto y claro.
Porque Luján analiza la realidad y la plasma simplificada en sus
elementos esenciales. El detalle no aportaría más que preciosismo, técnica,
pero no más claridad, ni más arte. De ahí que la aparente sencillez de las
formas geométricas en las que descompone
la realidad, no requiera la necesidad de alcanzar la abstracción para mostrar
imágenes puras. En ello radica la dificultad del “lenguaje pictórico Luján”, de
su abstracción realista.
Y así es como yo veo la obra de Luján: un discurso llano, claro y
preciso, desprovisto de artificios o convencionalismos. Expresa en sus obras lo
que quiere pintar, y pinta solo lo que realmente quiere transmitir.
El amigo es una persona íntegra, sincera y coherente.
El pintor, también.”
Finalmente, tomo la palabra un LUJAN visiblemente
emocionado al ver que su Asociación de Artistas Alicantinos, pese a la
coincidencia con otra inauguración de otro compañero, no lo habia dejado solo y
que entre las cuarenta y cinco personas
que nos desplazamos en autobús, y otras veinte más que lo hicieron por sus
propios medios, más otros amigos y
familiares, fuimos cerca de unas
ochenta personas las que lo arropamos
para en no sintiera el frio de la indiferencia. Él agradeció al borde del llanto, el apoyo de
todos y por todo, e incluso citó a algunos que no estaban presentes, aunque quizá
se lo habia prometido. Tuvo palabras de
infinito agradecimiento para LUIS
BARCALA, por lo que habia dicho de su
persona y de su obra: “inmerecidas palabras producto del afecto que todos los artistas sentimos hacia él, por la
atención que nos presta y al Arte en
general. Y por el que él sentía gran estima y pleno orgullo de considerarte mi
amigo. Al menos yo así lo creo” .Y siguiendo con los agradecimientos, citó a
sus compañeros de Asociación, a su familia y a sus esposa, hijas y nietos, entre
ellos su nieto Andrés que “ya empieza a despuntar en el dibujo”, y como no, a
los gestores de VILLA ANTONIA, representados en el acto por su “querida MONICA
ESPIGARES, y al personal a su cargo, que me han facilitado la labor del montaje
y demás detalles”.
Al
terminar el acto de inauguración, el Restaurante ofreció un exquisito lunch a
los asistentes, servido con la elegancia y profesionalidad que se da en el
personal de servicio, lo que unido a lo singular del edificio y de su entorno,
en el que se ubica éste magnífico restaurante, que por sí solo, merece ser
visitado y aún más, darse el placer de restaurar el estómago con alguno de los platos, que nos ofrece en su
variada carta, y “a precios muy asequibles
y además con posibilidades de que el próximo año le sea concedida una estrella
de la Guía Michelin” según señaló el
artista y que por nuestra parte ya se la concedemos.
Carlos Bermejo
San Juan, 28 de noviembre de 2013