Por Adela Bosque
El Papa, los futbolistas y las lavanderas del Titicaca
Antes un posible
despido temporal de mi trabajo de cajera en unos grandes almacenes de la
ciudad, seguramente pasado la vorágine del verano, porque ahora el chocho de
los empresarios es no hacerte nunca fijas, con lo que esta situación de
incertidumbre en el estado anímico de la trabajadora/res ocasiona una perdida
de autoestima; pues bien he solicitado participar en las oposiciones de
barrenderas del Ayuntamiento.
Y mientras una
busca un puesto de trabajo, más o menos fijo, apara hacer planes de futuro,
vemos que el Papa Francisco -Corazón de balón- se reúne con los multimillonarios futbolistas de
los equipos de futbol del Barcelona y otro italiano, que no sé ahora cómo se
llama ni me interesa en las salas del Vaticano, envuelto en unos cielos
pintados, propios de la imaginación de un artista. Pero la realidad está en la
calle, fuera del Vaticano, y este Señor de Blanco con faldas que parece el Cautivo de Málaga, que ha visto los golpes de la vida en Argentina, no duda en
hacerse una foto con el Mesías del futbol, que le entregaba un injerto de
olivo, símbolo de una paz imposible de la humanidad. ¡Mirad Egipto que se desangra
entre hermanos por una intolerancia a entenderse, a tolerarse -religión por medio-; y por el mismo
camino siguen en un conflicto secular otras regiones de Oriente en nombre de sus dioses verdaderos.
Los cielos se ganan
con el trabajo y el sudor, como estas lavanderas en el lago Titicaca (Perú). Niñas
trabajadoras desde que pierden los dientes de leches. Y pienso en mi hija que
siendo una niña todavía, es un privilegiada porque va al colegio, aunque tiene
la cabeza llena de pájaros y tonterías propias de la edad y de lo que ve en sus
amiguitas.
En fin, pero
volviendo a mi realidad diaria esta tarde entro a trabajar a las 7 de la tarde
hasta las 10 de la noche. Estamos en plena temporada de ventas y no podemos
hacer como los demás trabajadores: descansar. Para que unos descansen, otras
tenemos que trabajar. Y luego cuando
salga no habrá ni bolso ni tacones altos, porque no tengo a nadie que se quede
con la niña, y, además me tengo que estudiar el temario de las oposiciones de
barrendera o limpiadoras de carrera, que tiene cinco tomos con test y casos prácticos.