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Las grandes fortunas que se deciden a tener una embarcación suelen querer una que sea la más grande que le permita su cuenta corriente y que sea diferente al resto. El estudio austriaco Motion Code: Blue puede haber dado con la tecla adecuada, un revolucionario concepto para la navegación más lujosa: una suerte de supersubmarino, el Nautilus del siglo XXI.
Los responsables del proyecto Migaloo han adoptado los diseños los actuales submarinos para crear un superyate de eslora similar a los que ofrecen los mejores astilleros del mundo, con la ventaja de poder sumergir la embarcación. Una original manera de proteger la privacidad del propietario, una de las exigencias más habituales en este exclusivo segmento náutico.
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Con 115 metros de eslora por 11 de manga, sólo la torre de control posee un diseño diferente a los submarinos, ya que los creadores del Migaloo han ubicado en dicha área el salón principal, así como una escalera y un ascensor para descender a las entrañas de la nave.