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domingo, 10 de marzo de 2013

60 años del Instituto Alicantino de Cultura

Sesenta años con la cultura

El Instituto Alicantino de Cultura cumple seis décadas de difusión de los intereses culturales de la provincia

10.03.2013 | 17:25/Información
El director del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, José Luis Ferris, con la revista IDEA, de 1954, y ante un cuadro de Gil-Albert.
El director del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, José Luis Ferris, con la revista IDEA, de 1954, y ante un cuadro de Gil-Albert.
. La promoción de la investigación, la ayudas a la creación o la edición de publicaciones son sus ejes centrales. 

¿Qué pasaría si no existiera el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert? "Que nos comería por los pies la mediocridad", afirma convencido José Luis Ferris, actual director de este organismo autónomo de la Diputación, que el próximo miércoles cumple 60 años de su creación.

"Mucha gente se cree que esto es una especie de fundación en su honor porque lleva su nombre y no tiene nada que ver. Esto es un instituto que nace ante la necesidad de crear una institución que vele por los intereses culturales de la provincia y que fomente cualquier iniciativa creativa, científica o artística, unos fines que, en esencia, siguen siendo los mismos", explica Ferris.
Un viernes 13 de marzo de 1953 se fundó el Instituto de Estudios Alicantinos, que en 1984 pasó a llamarse Instituto de Estudios Juan Gil-Albert -en un reconocido homenaje, no sin polémica, al poeta y ensayista alcoyano- y que en el año 2000 fue bautizado con la denominación actual tras recuperar el término "alicantino" y sustituir los "estudios" por la "cultura".
En este más de medio siglo de andadura es necesario recordar algunos aspectos desconocidos para la mayoría sobre el instituto. Uno de ellos es que durante siete años -entre 1960 y 1967- permaneció en estado de hibernación y casi estuvo a punto de desaparecer por la falta de medios y el desinterés de los gobernantes provinciales. Otro aspecto llamativo es que, en contra de lo que a simple vista parece, el escritor Juan Gil-Albert no tuvo ningún vínculo directo con la institución a la que dio nombre.