Guillermina Perales. Informacion.
14-02-2014
Ha fallecido Enrique Lledó y con él se cierra una etapa de nuestra historia del arte, una manera de ver y de sentir el arte a través de la pintura de paisaje que naciera con Emilio Varela, quien enseñó a visualizar lo que plásticamente tiene interés, y eso es la creación del paisaje. Como defendiera Oscar Wilde, "la naturaleza siempre imita al arte". Y el paisaje de Alicante tal y como hoy lo percibimos, sus colores, texturas, tan diferente al paisaje estandarizado por las escuelas nórdicas, con sus brumas y horizontes, responde a la visión que estos pintores hicieron de nuestro entorno.
El paisaje es un espacio cultural que construimos a través de la percepción de la imagen plástica, literaria y filosófica, y en Alicante podemos decir que tenemos una gran tradición en este sentido: Gabriel Miró, Emilio Varela, Enrique Lledó,... Todo creador de la imagen, el pintor, el diseñador, el ilustrador sabe lo difícil que es conseguir una imagen, una concepción que hable con elementos propios de un lugar, de una manera de sentir y de vivir. Y esto lo consiguió y lo cultivó con especial intensidad esta generación de pintores que culmina en Enrique Lledó. El paisaje continúa siendo un referente fundamental en muchos autores contemporáneos, en pintores y fotógrafos, pero su investigación es diferente. El artista en la actualidad realiza una crítica de su sociedad y tiempo, pero su mirada se sitúa en el contexto de la globalidad. Los pintores como Enrique Lledó estaban en contacto con el paisaje de Alicante, plasmando una manera de vivir y de entender muy de Alicante, de este carácter pasota o contemplativo, pero amante de las cosas de su entorno, en el que ha crecido.
Un paisaje austero y rico, de líneas puras, de simetrías, de una luz que dibuja las estructuras y los perfiles con rotundidad, o los confunde en ese diálogo con el espacio... Ciertas características que influyen en la mirada estética y ética de los que viven y participan de un lugar. Enrique Lledó contempla la playa del Cocó, el puerto, los castillos de la provincia, la Condomina,..., se identifica con las imágenes de un pueblo, con sus iconos, con un cierto populismo. Concreta una pintura cercana al espectador, que aunque no planteaba grandes retos a la modernidad, ahonda en la tradición de una pintura contemplativa, en ese gusto por la vida, y, en ella, en el posible análisis de las convenciones de una mirada más universal.
Enrique Lledó buscó esa identificación con el paisaje culto y al mismo tiempo popular de Alicante, fue un andador de la provincia, e intentó buscar la verdad del paisaje, como antes lo hicieran Emilio Varela, Xavier Soler o Pérez Pizarro, derivando en sus diferentes concepciones. Dedicó su vida a buscar en el paisaje de Alicante aquello que hubiera de bello, de entrañable, de seductor, y nos los dejó para el disfrute de todos.
14-02-2014
Ha fallecido Enrique Lledó y con él se cierra una etapa de nuestra historia del arte, una manera de ver y de sentir el arte a través de la pintura de paisaje que naciera con Emilio Varela, quien enseñó a visualizar lo que plásticamente tiene interés, y eso es la creación del paisaje. Como defendiera Oscar Wilde, "la naturaleza siempre imita al arte". Y el paisaje de Alicante tal y como hoy lo percibimos, sus colores, texturas, tan diferente al paisaje estandarizado por las escuelas nórdicas, con sus brumas y horizontes, responde a la visión que estos pintores hicieron de nuestro entorno.
El paisaje es un espacio cultural que construimos a través de la percepción de la imagen plástica, literaria y filosófica, y en Alicante podemos decir que tenemos una gran tradición en este sentido: Gabriel Miró, Emilio Varela, Enrique Lledó,... Todo creador de la imagen, el pintor, el diseñador, el ilustrador sabe lo difícil que es conseguir una imagen, una concepción que hable con elementos propios de un lugar, de una manera de sentir y de vivir. Y esto lo consiguió y lo cultivó con especial intensidad esta generación de pintores que culmina en Enrique Lledó. El paisaje continúa siendo un referente fundamental en muchos autores contemporáneos, en pintores y fotógrafos, pero su investigación es diferente. El artista en la actualidad realiza una crítica de su sociedad y tiempo, pero su mirada se sitúa en el contexto de la globalidad. Los pintores como Enrique Lledó estaban en contacto con el paisaje de Alicante, plasmando una manera de vivir y de entender muy de Alicante, de este carácter pasota o contemplativo, pero amante de las cosas de su entorno, en el que ha crecido.
Un paisaje austero y rico, de líneas puras, de simetrías, de una luz que dibuja las estructuras y los perfiles con rotundidad, o los confunde en ese diálogo con el espacio... Ciertas características que influyen en la mirada estética y ética de los que viven y participan de un lugar. Enrique Lledó contempla la playa del Cocó, el puerto, los castillos de la provincia, la Condomina,..., se identifica con las imágenes de un pueblo, con sus iconos, con un cierto populismo. Concreta una pintura cercana al espectador, que aunque no planteaba grandes retos a la modernidad, ahonda en la tradición de una pintura contemplativa, en ese gusto por la vida, y, en ella, en el posible análisis de las convenciones de una mirada más universal.
Enrique Lledó buscó esa identificación con el paisaje culto y al mismo tiempo popular de Alicante, fue un andador de la provincia, e intentó buscar la verdad del paisaje, como antes lo hicieran Emilio Varela, Xavier Soler o Pérez Pizarro, derivando en sus diferentes concepciones. Dedicó su vida a buscar en el paisaje de Alicante aquello que hubiera de bello, de entrañable, de seductor, y nos los dejó para el disfrute de todos.