El chófer que llevaba a la escuela a los hijos de los duques de Palma en Barcelona y que, a la vez, se encargaba del mantenimiento de la piscina y del jardín de la mansión de Pedralbes (Barcelona), figuró como auxiliar administrativo contratado por la empresa Aizóon. Esta es la compañía patrimonial cuya propiedad comparten los esposos Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina y que tenía su sede social en la misma vivienda, por cuya compra pagaron seis millones de euros.
La acusación del caso Nóos sospecha que los duques de Palma hincharon la realidad de Aizóon, engordaron su plantilla con empleados ficticios, para fingir una actividad laboral-empresarial que era inexistente y, sobre todo, para rebajar el pago de impuestos. "En una oficina no hay empleadas de hogar; esos es para el servicio doméstico", dijo el juez José Castro en un largo interrogatorio a uno de esos empleados con disfraz laboral.
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A la secretaria asistente de Urdangarin, Julita Cuquerella (cuya nómina pagaba Telefónica) Aizóon le abonaba el sueldo de dos mujeres —suegra y nuera— que limpiaban su domicilio. Cuquerella buscó hombres de paja. "Necesitamos que me mande el DNI, el número de la Seguridad Social; ninguna [persona] sabe de quién es la empresa [de los duques]; creen que es de un amigo mío”, consta en un correo electrónico intervenido. El fiscal Pedro Horrach, al interrogar a Cuquerella, dijo que eso era "ennegrecer” fondos.
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