JOSÉ LUIS PÉREZ PONT.- Hace ya unos años que el sector del arte en España, a través de las principales asociaciones de representación profesional de los artistas, críticos, comisarios, galeristas y directores de museos, comenzó un proceso de regulación y normalización de su propio funcionamiento.
Ese ejercicio de autorregulación es un síntoma de madurez que pone de manifiesto la voluntad de los profesionales -en su mayoría trabajadores por cuenta propia, autónomos y pequeñas empresas-, de extender los procedimientos de democracia y transparencia al sector público en los ámbitos de la cultura y del arte.
La exigencia de respeto a unas mínimas pautas para el correcto funcionamiento del trabajo de los profesionales del arte y la cultura tienen, a su vez, una inevitable aplicación sobre los propios profesionales.
En ese sentido, el Consejo de Críticos y Comisarios de Artes Visuales de España elaboró un Código Deontológico que establece unas normas elementales que deben respetar quienes desarrollan su actividad en el ámbito de la crítica de arte y el comisariado de exposiciones. Cuestiones tan fundamentales y tan cargadas de sentido común, como la incompatibilidad de ser comisario de una exposición y autor de su reseña crítica en un medio de comunicación.
A cualquiera extrañaría que un director de cine o un escritor fueran autores de las críticas de su película o de su libro. Sin embargo, en Alicante parece no extrañar que Guillermina Perales publique en las páginas del diario Información la crítica de sus propias exposiciones. En el ejercicio de nuestra responsabilidad, debemos poner de manifiesto esta mala praxis profesional llevada a cabo por la sra. Perales, solicitando al diario Información y a la propia interesada una rectificación de esta práctica en el futuro.
Es habitual comprobar cómo los críticos de arte ven limitada su capacidad para ejercer la crítica en libertad por la confusión de intereses que en ocasiones se pueden establecer.
Una crítica negativa puede suponer para su autor la imposibilidad de colaborar en el futuro con la institución o centro de arte en la que se realiza el proyecto expositivo motivo de su análisis, una limitación injustificable a su libertad de expresión y a su independencia profesional. En el sentido contrario, un crítico de arte no debe utilizar su ejercicio profesional, desde la cabecera de un medio de comunicación público o privado, como un instrumento de presión para obtener encargos institucionales a cambio de hacer críticas positivas o guardar silencio, en una política de interesada no agresión.
Los críticos de arte no somos extorsionadores, ni la crítica de arte debe ser un instrumento fundamentado en los intereses pecuniarios de quien la ejercita. Guillermina Perales ha desarrollado en Alicante estos comportamientos contrarios a la ética y, por ello, absolutamente reprobables; y el Ayuntamiento de Alicante, a través de su Concejal de Cultura, no ha dudado en colaborar con el silencio de la sra. Perales a cambio de encargos de diferentes proyectos.
No es esa la forma en la que debe funcionar una institución pública, ni es un buen ejemplo de ejercicio profesional de la crítica de arte. En cualquier caso, de perseverar en su actitud, no será con la complicidad de nuestro silencio.
Diario Información, miércoles 25 de julio de 2012-07-26
Artículos RELACIONADO.:
"Una vez más Guillermina Perales"
(Revista digital de ARTE, CULTURA Y OPINIÓN DESDE ALICANTE. Nuevoimpulso.net
ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.