EXPONIENDO EN EL MUBAG
(Pepa Herrero con Ramón Palmeral delante del retrato a Varela que pintó Ramón)
La tarde era calurosa y a las siete el calor nos vencía, al entrar en el Mubag, los cuadros corrieron a ocupar sus sitios, ¡ahora que nadie se mueva! Dentro de unos momentos, vendrá un personaje de mucho relieve para la inauguración y todos tenemos que estar perfectos. Ya están llegando los artistas y con ojos críticos miran la obra colgada, pobre Don Emilio Varela, como han dejado tú obra, ellos iban a copiarte y te han dejado a la altura…que te corresponde, son veinticinco pintores y entre los veinticinco, han conseguido colgar veintidós obras de arte y dos pequeños milagros, dignos de figurar en el museo donde han sido creados. La cosa se va animando y ya aparece el personaje tan esperado, su figura se hace grande y sus rubios cabellos, lanzan destellos al sol de la tarde, la plaza se pone en pie y una cerrada ovación, recibe a nuestro personaje favorito, a ella a la única, a la sin par JOSERRE PÉREZ GIL, cuando después de saludar a la afición, todos nos congregamos a su alrededor, con su gracia nacida del fondo de su alma (y de su cariño por nuestra asociación) nos dirigió la palabra excusando a sus queridos jefes políticos, fue como si el joven profesor de gimnasia, nos hubiera puesto excusas, por qué no había podido venir Don Eufrasio, el viejo y querido profesor de matemáticas. (Pobre viejo profesor).
Y así en familia, como nosotros preferimos, sin tener que besar la mano que nos da de comer, la sencillez se hizo Joserre, su verbo fácil y cantarín desgranó los piropos de rigor hacia sus amigos pintores y acompañantes, siendo contestada por nuestro presidente Don Juan Antonio Poblador, quien echando mucho de menos, a los ocupados políticos q.e.p.d. en sus largas y dolorosas sesiones de trabajo duro y mal entendido, se consoló con Joserre, a quien dio un cariñoso abrazo, para que lo repartiera entre nuestros dolidos ausentes. Y como es natural y no podía ser menos, nuestra Joserre, agradeció la ayuda a todos sus compañeros y colaboradores, haciendo subir al estrado a aquella simpática niña,(mujer) que empezando a dar sus primeros pasos en el quehacer Museistico-Politico, nos describió con voz cantarina, como entre ella y sus compañeros habían distribuido toda la obra, para darle más empaque y lucimiento. Después nos abrió camino y nos fue desgranando uno por uno cada cuadro y el porqué del sitio que cada uno ocupaba. Los artistas y los acompañantes, aprovechamos para hacer el reportaje fotográfico, que en la posteridad dará fe del gran honor, que para nosotros significa haber estado un día colgados en las salas de nuestro Museo.
El tiempo va pasando inexorable, las cámaras se disparan por doquier, ya empiezan a hacer aguas nuestros achaques...escuché a Don Ramón Palmeral, mientras nos hacíamos la foto de rigor, quejarse de su rodilla y al parecer al pobre Paco, también lo “joría” su “gotíca” y lo escribo así, para que Juana, no se mosquee, pensando que su amor, anda liado con una gótica que no es lo mismo aunque lo parezca. Desde Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla y saludo a los amiguitos del alma, adiós, Jaime Iborra y sobrina, adiós, Don Ramón Rodríguez (que vas muy guapo con el pelado que te ha hecho tú santa esposa), adiós Don Antonio Serralta y adiós a todos los demás. Y daros todos por aludidos.
pepaherrero