Cuando los sindicatos dieron la orden, todo se puso en marcha. Las pancartas se abrieron y pidieron lo que necesitaban pedir. Más trabajo. La educación no es negocio es inversión. Los bomberos queremos,,,Y los de enfermería también. Los políticos, con muy buen criterio, se van a bajar el sueldo, no sólo los trabajadores tienen que apechugar con la crisis y los políticos y los sindicalistas, estamos dispuestos a levantar el país, a partir de ahora, nos vamos a quitar la mitad de nuestros sueldos, nada de complementos, desde ahora y hasta siempre, no volveremos a coger ni un solo Euro de los cursos de formación del INEM y cada dos años dejaremos nuestros cargos, a disposición de otros “sufridos” sindicalistas, por supuesto, a partir de hoy, solamente nos nutriremos de fondos de las cuotas de nuestros afiliados y por siempre jamás, estaremos al lado de los trabajadores amen. En cuanto a nosotros los políticos, politiquillos y politicastros, prometemos no meternos más en las bolsas de basura, nos retiraremos después de nuestro segundo mandato y no querremos que por haber servido a nuestra patria, se nos paguen prebendas ad eternum. No eso no lo haremos más, pero si que estaremos dispuestos a ceder parte de nuestros sueldos, para que los que vengan a continuación de nosotros, antes de empezar en sus labores de gobierno, hayan estudiado sobre el trabajo que les va a ser encomendado y así, no se empleen abogados para hacer operaciones a corazón abierto, o a cirujanos, para restaurar cuadros y poco a poco, prometemos ocuparnos de que los futuros políticos, sepan cual va a ser su trabajo y cobren en justicia lo que sea prudente, sin pensar nunca que las manos se pueden meter impunemente, donde haya dinero, que no sea suyo. Por lo tanto, no va a hacer falta, que ningún niño o joven, salga a la calle a reivindicar nada, nadie le pegará por ser “enemigo” nadie fallará en sus calificaciones y cuando la cosa no funcione por culpa de alguien, este alguien, se marchará a tomar,,,el sol, mientras otros más capacitados, harán lo que él no supo hacer. Así los niños al crecer, estarán dispuestos a ayudar a cruzar la calle a aquella ancianita, a no hacer carreras por encima de las aceras con sus bicicletas y por dirección contraría, pues tendrán claro, que el saltarse las normas a la torera, conllevará el trabajo social, la ayuda a las personas que no supo respetar y verá a sus abuelos queridos y respetados por todos, empezando por ellos mismos. Sé que estas son normas que todos nuestros jóvenes conocen y que si no se cumplen, muchas veces es por qué sus mismos padres, a veces les enseñan a que ellos siempre tienen la razón, sólo que ellos un día también serán viejos y,,,
por Pepa Herrero