De Guindo, subido en el guindo ha dicho en Bruxelas que la reforma laboral será muy agresiva. Y no es que sea agresiva sino lesiva para el trabajador/ra como una servidora, la de poca ropa y muchas obligaciones. Los nuevos sindicatos ya de izquierdas ya están afilando pancartas para anunciar una próxima huelga general, que sin duda será justificada, aunque puede que no sea apropiada. Pero esto son otros asuntos por tratar más adelante.
La cuestión del trabajo es muy simple. Tiene dos elementos enfrentados el empresario y el trabajador.
Si el empresario tiene herramientas legales para ganar euros despidiendo a su empleados los hará siempre. Si puede abusar de él, abusará. Porque jamás han sido leales a sus empleados. Estos están debajo del grifo.
Si el trabajador o funcionario ve la posibilidad de burlar al empresario, al Estado, al INEM, y a la "susancordan" a quien sea, lo hará, es su condición de pícaro. Y si le tocan mucho las pelotas se dará de baja. Es decir no trabajo porque le guste sino porque le obligan y por eso cobra. Entonces al paro que parece nuestra condición natural.
Lo sindicatos van con las que mejor baila, si es para sus intereses actuará, de lo contrario callarán y se comerán el marrón con silencio en la cocina llorando.
Si los bancos no dan créditos, los empresarios no contratan, si no contratan no producen, y si no se produce no hay empleo, es la pescadilla que se muerde la cola.
A mí la compra me sube cada día más. El mercado de Benalúa me lo van a quitar.
Pilar Dikens