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ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.
lunes, 31 de octubre de 2011
La masa social obrera sin ilusiones
La masa social obrera sin ilusiones ni deseos de alzarse en las urnas del 20 N
Entrevista a un obrero en paro y desahuciado por las financieras de su hábitat natural.
El descontento de la sociedad mana del socialismo neoliberal de los últimos tiempos que desvela que las prioridades de los socialismos burgueses no se centran en el reparto productivo del trabajo ni en la consolidación del bienestar social que tiende a buscar la igualdad como medio del reconocimiento a la lucha de clases, expone Jacinto, vecino y obrero en paro y desahuciado de su hábitat por las financieras. Tampoco se dignifica en equiparar el bienestar común que han de gozar las diferentes capas sociales del siglo XXI que sienten la deriva y sufren el atropello de la desigualdad a través de la especulación económica, social y laboral más descomunal de la España moderna y nos retrotrae a siglos del pasado en calamidad y hambruna.
Las políticas de recortes sociales, de prohibiciones totalitarias, de subidas y carestías gravan el consumo del necesitado y, sin embargo, deberían de estar orientadas a la subsistencia de las clases más oprimidas. Por tanto, jamás deberían de ondear al viento del destino sin sujeción a incertidumbres; sino prisionero al mástil que encauzara el bienestar social, continúa exponiendo Jacinto, obrero en paro y desahuciado de su hábitat. Los recursos productivos de la naturaleza pertenecen a la masa social del pueblo, sin privilegios sociales, y como tal deberían servir para regocijo y bienestar del propio pueblo. Como de tal propiedad, además, deberían de asegurar el reparto equitativo en dignidad de clases a todo el conjunto de la masa social. Por el contrario, jamás deberían de gravar la subsistencia del más débil ni recaer las carestías de los latifundios modernos sobre los productos de primera necesidad: básicos, de uso habitual y de coste desproporcional, capaz de desbaratar las arcas del más humilde y alejar el consumo racional de la capa social más necesitada, continúa Jacinto, obrero en paro y desahuciado de su hábitat por las financieras. La vida del trabajo diario no se valora en justicias ni aprecios ni se premian esfuerzos individuales por sociales, si no que recae sobre el conjunto de la masa social en elaboración y recobro de la productividad mundial.
El socialismo burgués, sin embargo, ha dejado a multitud de súbditos en la indefensión y la necesidad más inaudita que esfuma y se aleja de la equidad. El socialismo actual se aleja de la masa social y va más allá del reparto productivo, e incluso coloca distintos elementos de primera necesidad en manos de la burguesía y de los especuladores de guante blanco: electricidad, agricultura, transporte, ganadería, combustibles domésticos e industriales, sanidad, educación, financiación para familias y empresas…, continúa explicando Jacinto, obrero en paro y desahuciado de su hábitat por el guante blando de las financieras. La locomotora económica de la sociedad rehúye de los gobernantes que han de garantizarnos la subsistencia y la equidad para no depender de comerciantes encandilados, sin escrúpulos, así como de distintos especuladores que han surgido del modernismo de la burguesía. La opresión del capitalismo liberal recae sobre la masa social, esgrime Jacinto y continúa, y deriva en carencia y en auge de constante necesidad, muy capaz de arrastrar a la raza humana a los confines de subsistencia en auténtica desigualdad.
Algunos de los escollos fundamentales que se forjaran en los ideales marxistas de antaño ya no florecen en busca ni conquista que pudiera favorecer la equidad social, sino que emergen para minoritariamente enriquecer a la burguesía moderna que ha cambiado el cortijo y la hacienda por las edificaciones industriales y nos imponen salario, horario y cantidad. Con ello asolan nuestras economías y embolsan barbaridades dinerarias en detrimento del conjunto de la sociedad, añade Jacinto, obrero en paro, desahuciado de su hábitat por las financieras, y continúa. Mientras tanto, la planicie de la mesa familiar se ve desierta de condimentos y asola y arrastra a millares de familias a la incertidumbre de la miseria y a las lindezas de un certero y desgarrador tercer mundo que creímos alejado. Pese a ello, no existe riqueza productiva capaz de mantener la riqueza del rico sin la mano y el sudor que mana del obrero, quien la conduce y la desarrolla. Consiguientemente, sería imposible fructificar en la edificación de la telaraña social sin el tejido productivo humano que habría de conllevar el beneficio al resto de la sociedad.
He dedicado una vida entera a la creencia de la igualdad y al seguimiento del socialismo, amplía Jacinto, obrero en paro y desahuciado de su hábitat por los del guante blanco. Hoy, por el contrario, añade, no encuentro motivo en la semblanza de nuestros dirigentes para encauzar el camino de la lucha de clases que antaño nos guiara a la conquista de la igualdad y la dignidad. Por el contrario, en el socialismo burgués de los últimos tiempos, camuflado en obrero ataviado de necesidad, encuentro trabas y más trabas sociales, prohibiciones al resurgir de la vida que nos imbuye en la miseria de la necesidad, la hambruna y la carestía. Una carestía sin igual que día a día enriquece a los ricos y a los nuevos ricos y deja más pobres e indefensos a los que ya somos inmensamente pobres, añade y concluye Jacinto, mi vecino.
Agustín Conchilla