Po Antonio Colomina Riquelme
Cuando los políticos emplean un lenguaje ininteligible para el pueblo llano, algo anda mal. ¿Qué digo mal? ¡Muy mal!
Usted amigo lector habrá escuchado más de una vez eso de, “la prima de riesgo”, “el techo de la deuda”, “el rescate”, “el plan de choque”, “el déficit público”, el IBEX 35… Si me lo permite le explicaré a mi manera, sin necesidad de que ni usted ni yo seamos expertos en economía en qué consiste todo esto:
Supongamos por caso que un jubilado se levanta por la mañana y se baja a la cafetería de la esquina a tomar un cortado y media tostada de aceite. El camarero le proporciona el periódico del día que lee tan ricamente mientras consume su desayuno.
Mira el reloj y ve que son ya las 12, se dirige hasta el Centro de Salud Primaria a que su médico le firme algunas recetas del tratamiento de fondo que llevan él y su esposa. Seguidamente va a su farmacia a que le dispensen gratuitamente los fármacos necesarios que ha pagado con creces durante sus 40 años de vida laboral.
Llega a su domicilio y su esposa pone la comida en la mesa: pechuga de pavo a la plancha y ensalada de verduras con queso fresco sin sal, (por aquello de controlar los niveles de colesterol). Pues bien, si “la prima de riesgo, “el techo de la deuda”, “el plan de choque”, el déficit público” y el IBEX 35, todas esas cosas van mal, todo lo que nuestro amigo el jubilado hace normalmente corre peligro.
Cuando vaya a tomarse su desayuno a la cafetería de la esquina y pregunte por el periódico, seguramente le responderán que ya no lo compran por la crisis. Encima, el aire acondicionado estará al mínimo y el desayuno le costará el doble de lo que pagaba antes.
En la consulta médica, puede que le cobren una cantidad “simbólica”, pero que algún día dejará de ser tan simbólica.
En la farmacia deberá abonar también otro precio “simbólico” por los medicamentos. A estas cosas los políticos le llaman “copago”, así se entiende menos.
La pechuga de pavo es probable que se convierta en una patata hervida. Y, para colmo de los colmos, la pensión puede quedar “congelada” como una pescadilla durante algunos años.
Esto de “la prima de riesgo” no debemos tomarlo a chufla como si fuese “el primo de Zumosol”, si la prima va a peor. ¡Ay Dios mío! vendrán los temidos “recortes” y “ajustes”. Y cuando los políticos hablan de recortes y ajustes no están diciendo que se van a poner ellos el sueldo como el de un trabajador de a pie, ni que van a suprimir los coches oficiales de gama alta, ni la Visa platino, ni los trajes de corte italiano o las gafas de diseño, tampoco los viajes en clase Vips, o las vacaciones de yate, ¡no! Están queriendo decir que el españolito de a pie se amarre los machos, que el país nos pide sacrificios, que hay que rebajar el déficit y nos dejemos de tanto cafetito y tanta cañita. Que se despida de las pagas extraordinarias, que trabaje más y que cobre menos, que se olvide del langostino de Nochebuena, y que hasta los Reyes Magos puede ser que sustituyan el camello por la bicicleta.
El amigo lector, al igual que hago yo, no eche en olvido en sus oraciones el pedir por “la prima”; que recupere la salud pronto y que el sufrido contribuyente pueda seguir permitiéndose el “lujo” de tomarse su cafetito de media mañana; de lo contrario, enfermaremos todos de gravedad junto a la prima. Todos salvo los políticos, claro está. Como decía un viejo refrán: El que parte y reparte se lleva la mejor parte.
Tomado del blog de Colominas