
La sonrisa más enigmática de la pintura, podría no ser una mujer, sino el rostro
femenizado del propio Leonardo d´Vinci.
Hace un siglo que el italiano Vincenzo Peruggia se llevó bajo su chaqueta La Mona Lisa del Louvre, obra de Leonardo d´Vinci del siglo XVI. La más enigmáticas de las sonrisas en la pintura. Fue un lunes 21 de agosto de 1911. La pinacoteca cerraba ese día, así que había pocos empleados. A la mañana siguiente se descubrió el robo del retrato más célebre de la historia del arte. Cien años después, el cineasta estadounidense Joe Medeiros está a punto de estrenar un divertido documental sobre Peruggia, muerto en 1947, a los 66 años.
Una marea humana quería ver el hueco dejado por 'La Mona Lisa', ahora cuatro ganchos de hierro.
Cuando La Mona Lisa desapareció se pensó que el ladrón sería un tipo refinado, pero Peruggia era un antiguo empleado del museo que justificó su fechoría por las burlas que sufría como inmigrante: le llamaban "macarrón" y había parisienses que le echaban sal y pimienta en el vino. Peruggia, vestido con la bata blanca de los trabajadores del Louvre, descolgó el cuadro -él mismo había fabricado el marco de cristal- se lo escondió y pidió a un empleado que le ayudara a salir por una puerta que estaba sin pomo y daba al hueco de la escalera. El manitas le abrió y el ladrón se marchó.
A la ola de calor que sufría París se sumó, cuando reabrió el museo una semana después, la marea humana que quería ver el hueco dejado por La Mona Lisa, ahora cuatro ganchos de hierro. La policía cerró las fronteras y empleó las novedosas huellas dactilares como método detectivesco. En sus archivos estaban las de Peruggia por una pelea. Pero no se presentó a la citación cuando le llamaron y nadie lo vio sospechoso. ¡Y eso que dejó una huella dactilar junto al hueco del cuadro!
No se sabe quienes fueron los autores intelectuales:
En sus pesquisas, los agentes sospecharon de dos jóvenes y provocadores artistas: un poeta Guillaume Apollinaire, y un pintor Pablo Picasso. Ambos genios acabaron llorando en el interrogatorio y se demostró que no tenían nada que ver con el caso. Sospechosos, porque años atrás habían comprado unas figuras africanas robadas del Lovre.
Se cree que el autor intelectual fue un argentino que quería hacer copias exactas del orignal. Pero no se ha podido demostrar.
Los italianos reclaman que la Mona Lisa regrese a de Florencia.