
Joaquín Ripoll, sale debilitado de las elecciones minicipales del 22-M. Su voto ya no es decisivo en el Ayuntamiento de Alicante donde Castedo tiene tres concejales por encima de la mayoría absoluta pero es que, además, los ripollistas: Orihuela, Villena y Alcoy han retrocedido electoralmente y se arriesgan a quedarse en la oposición.
Ni Jorge Sedano en Alcoy, ni Mónica Lorente en Orihuela, ni Celia Lledó en Villena, ni Miguel Ortiz en Altea, ni tampoco Nieves Martínez en Aspe -refugio de su vicepresidenta Mari Carmen Jiménez- lograron mayoría absoluta y podrían quedarse sin sus alcaldías lo que concedería aún más motivos a los campistas para maniobrar y apartarle de la Diputación.
Es arquitecto de 53 años, que inició su andadura en la política en 1979 en las juventudes de UCD, comenzó a tener cargos de mayor responsabilidad con la victoria del PP en las elecciones municipales de 1995, cuando entre a formar parte del primer gobierno de Eduardo Zaplana, donde ocupó la cartera de Administraciones Públicas.
Su vinculación con Zaplana, con el que fue portavoz y vicepresidente, le llevó a convertirse en su hombre fuerte en la provincia cuando comenzó el enfrentamiento entre éste y Camps, una situación que llevó a la dirección regional del partido a intentar apartarlo de la presidencia del PP alicantino.