Venta de activos, fusión con la competencia, cotización en Bolsa: las 17 cajas de ahorro españolas buscan miles de millones de euros con plazo hasta el jueves para probarle al Gobierno que son solventes o que lo serán en breve, lo que ha puesto el sector en efervescencia.
Ese día, el Banco de España hará cuentas y separará los buenos alumnos -los que tienen un ratio de solvencia (capital social y beneficios en reservas respecto a los créditos otorgados)- y los malos alumnos, a quienes les indicará de cuánto deben disponer de aquí a septiembre si no quieren ser motivo de una nacionalización parcial temporal.
Según la agencia de notación, Standard & Poor's, hasta once cajas necesitarán capitales suplementarios.
Las cajas de ahorro, establecimientos regionales que parecen fundaciones, generalmente pequeñas y que no cotizan en bolsa, sufrieron el estallido de la burbuja inmobiliaria y la recesión que golpeó a España desde finales de 2008 hasta inicios del 2010.
Su precaria salud inquieta a los inversores, lo que obligó a las autoridades de Madrid a recurrir el 18 de febrero a nuevas reglas de solvencia.
Sobre las necesidades del sector, las cifras se muestran divergentes: el cálculo del Gobierno de 20.000 millones de euros (tras los 12.000 millones destinados por los fondos públicos en el 2010) es considerado demasiado optimista por los mercados.
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