Pro Ramón Fernández Palmeral
Las políticas de izquierdas tuvieron su auge y su necesidad en la España de los siglo XIX y XX, en una sociedad eminentemente agrícola, caciquil y poco desarrollada en derechos y desigualdades. Hoy en día conquistada la Constitución del 78, y superada los años de cambio, miembros efectivos de Europa , aquellos años de la izquierda pidiendo OTAN No, pero sí; bases americanas fuera; nucleares no; energía renovables y verdes; ya han pasado y hemos pagado las consecuencias de la política utópica de izquierdas. Ahora en un mundo globalizado, con Internet, nos damos cuenta que no dependemos de nosotros mismos, que no podemos hacer nada con la especulación de los mercados mundiales, que dependemos de las decisiones del Banco Europeo y otras directivas europeas.
Ahora en España estamos en otros tiempos nuevos, en que vamos a empujones de los mercados y de Europa, con una tasa de paro del 20 % y una economía sumergida del 17 %, que no cotiza a Hacienda. Nos han pillado con el paso cambiado, y dependemos de los demás y no de nosotros mismos. Por ello aquella trasnochada política de izquierda ideal y utópica de tierra para quien la trabaja, ahora, no tienen sentido. España ya tuvo su San Benito, consecuencia de la revolución rusa que nos metió en la II República y en la guerra civil y 40 años de dictadura, con el 90 % de analfabetos, sin medios de comunicación, del latifundio y de la emigración, y los no propietarios de nada. Ya ha pasado, estamos en otro tiempos nuevos, aquellos jornaleros descamisados con alpargatas, tienen hoy día su piso, su coche y algunos ahorros y sus hipotecas y deudas. El comunismo ha fracasado en los países occidentales.
Sin energías vamos hacia el precipicio. Necesitamos un Plan General de Energía Nacional a largo plazo. España no puede depender, en gran medida, del petróleo cada vez más caro y de la inestabilidad política de los países productores como ha pasado estos días con Libia, y puede pasar con otros productores. Y ahora estamos deseando que los americanos vengan al Mediterráneo, ataquen al tirano Gadafi y nos saque a Europa las castañas del fuego, cuando nosotros en España, la política de izquierda era “bases americanas fuera”, o no levantarse ante su bandera, o me largo de Iraq. Todo estos despropósitos, a la larga se pagan. Los Europeos no quieren entrar en guerras porque no se pueden permitir miles de soldado muertos sobre la mesa.
El petróleo no va a bajar de precio, las energía renovables (fotovoltaicas y eólicas son muy caras), estamos pagando las subvenciones a este sistema de energías limpias, por eso la luz la pagamos tan cara. Hipócritamente España compra a Francia electricidad que procede de su centrales nucleares. Nuestras centrales nucleares, con electricidad más barata, están obsoletas, y se les ha prolongado la vida por pura necesidad, pero qué pasará cuando nuestras centrales nucleares estén inservibles. España no debe ser demandante de electricidad de terceros, sino que debe tener su propia centrales nucleares, de última generación, no contaminantes. Pero cómo va a ser esto posible, si no somos capaces de ponernos de acuerdo en un cementerio nuclear.
La utopía de las políticas de izquierda están desfasas, y nos lo está demostrando Zapatero cuando no puede llevarlas a cabo, y tiene que hacer recortes sociales (congelación de salarios y pensionistas), de progreso y antisociales, porque no es posible vivir en la utopía. Por ello Zapatero está pagando las consecuencias, de haber gobernado sin consenso, y ahora que busca el apoyo del PP, éste no se lo da porque estamos en elecciones. Es decir, que siempre estamos en elecciones, y los gobiernos han de ir mal para que ganen unos u otros en luchas cainistas. Lo cual nos evidencia que los sistema democráticos necesitan también una renovación y una puesta al día, y una nueva ética, sobre todo cuando vemos la corrupción política existente. No puede ser que por los intereses partistas de uno y otro color, España divida en 17 reinos taifa, los españoles no podamos levantar cabeza, en un mundo que va a peor.
España, no necesita una política ni de izquierdad ni de derechas, ni de centro para gobernarnos, sino una políta fuerte, real, cierta y ética. ¿Cómo se consigue esto? No lo sé.