Lo más duro que tiene el ser humano es asumir, digerir la censura o la críticas negativas, las que reducen el orgullo hasta la más terrible humillación. Estas críticas negativas dirigidas a un artista o que se cree artista, suelen ser más demoledoras, e incluso, algunos artistas han dejado de crear por este ataque a su vanidad, a su narcisismo, puntos débiles del ser.
En estos tiempos de Internet, de globalización en la que uno puede ser receptor de una crítica negativa o subjetiva, por un anónimo o por alguien que te escribe desde un correo electrónico a cuyo remitente desconoces o al que no puedes replicar, o defenderte es una circunstancia nueva a la que hay que estar expuesto como una forma de civilización centrípeta, es decir, civilización con muchos caminos nuevo que explorar.
Antiguamente una ofensa o una crítica adversa era motivo de un duelo porque atacaba al honor. Sin embargo, en estos tiempos hay que verlo desde otro punto de vista, si alguien nos crítica adversamente es que nuestra obra, nuestros trabajos han merecido la pena, han echado venenosas raíces. Lo cual nos debe de alegrar, y fortalecer.
Cuando alguien me escribe desde el allén de los mares o con un anónimo diciéndome que soy un mediocre me da mucha alegría y me revitaliza, porque es el signo multiplicador de que estoy en el buen camino, porque sin duda alguna, si una obra de arte no causa algún sentimiento o emoción (negativa o positiva), significa que esa obra está muerta. La muchedumbre nunca ve más allá de los que tiene delante de los ojos.
Toda obra de arte ha de causar una emoción, una reacción, un malestar, si cabe, porque todo aquello que es nuevo es rechazado de inmediato por el mediocre, porque contraviene la norma, la academia y los cánones establecidos, y todo aquel que se sale de la ley ha de ser censurado, castigado. Otro asunto bien distinto, son los descuidos, los errores, las faltas, que siempre hemos de asumir y recfificar.
Por ello el artista, ante un enojo ajeno, ha de reaccionar con cabeza, debe estar contento, no debe demostrar debilidades de vanidad herida y debe saber que nadie da patadas un a un perro muerto.
PALMERAL