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El amarillo es uno de esos colores capaces de inyecta positivismo a la decoración a la vez que destila electricidad. Cualquier decorado con él sin dudas se cargaría de luz y alegría.
Este color irradia vida en el apartamento y en la casa y lo podemos usar en todas sus tonalidades, plasmado en la paredes para crear contraste, en una silla, en cuadros y en floreros, según un reportaje de la última edición de la revista Vanidades.
Y es que el amarillo no solo simboliza la luz del sol, sino que también representa la alegría, la felicidad, la inteligencia y la energía. Sugiere el efecto de entrar en calor, provoca alegría, estimula la actividad mental y genera energía muscular. Pero hay que diferenciar entre tonalidades de amarillo.
El amarillo claro representa inteligencia, originalidad y alegría, en resumen, es un color agradable de ver y no cansa. El amarillo pálido y tirando a marrón es lúgubre y muy triste, se asocia al deterioro y a la enfermedad, en este caso, si se busca un color amarillento pero no chillón para el hogar más vale decantarse por un amarillo anaranjado o verdoso.