He leído esto días mucho sobre la demagogia de los gastos del su Santidad el Papa a Santiago de Compostela y Barcelona (primera misa en la basílica de la Sagrada Familia), estos asuntos pecuniarios y materiales no me interesan. Me interesan más el mensaje espiritual y teológico social.
Benedicto XVI, puede decir lo que quiera que para eso es su Santidad el Papa de la Iglesia Católica como líder religioso, sin embargo, sus palabras de que en España "ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta", no es cierto.
Benedicto XVI, ha venido a España en su doble trinidad y función de Jefe de Estado del pequeño y rico Estado de El Vaticano, más como líder religioso de millones de católicos, que es donde radica su verdadero poder espiritual.
Sí es cierto que ha alertado de que "ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz". En España se ha dejado de ir los domingos a misa porque estamos en tiempos de modernidad con ocio. Lo que van a misa sobrepasan los 50 años de edad, y como la juventud casi no va a misa pues esto, se agota. Además algunos sacerdotes venidos de hispano-américa están recomiendado la confesión antes de comulgar. Lo que supone volver a los tiempos de la iglesia de La Regenta de Clarín, y a los años franquistas del bajo palio y el beso en la mano a los curas al pasar por la calle. Años del popular sacerdote Escribá de Balager, fundador del Opus Dei, hoy Santo. O de los cursillos de Acción Católíca. El Papa y sus jerarquías no entienden o no quieren entender que España es un Estado laico (independiente de toda confesión religiosa).
Muchos españoles son católicos practicantes, conservadores, los llenos de plazas lo demuestra en su visitas a España.
Aunqte la mayoría de los españoles somos anticlericales, es decir, que tenemos animadversión al clero o contra la Iglesia Católica y Romana y opuestos a la intervención o ingerencia de la Iglesia en los asuntos civiles y políticos. Porque proclamamos la independencia o separación de Estado-Iglesia, porque en la Constitución de 1978 se proclama que el Reino de España es un estado aconfesional. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Esto es lo que dice el artículo 16, párrafo 3º, de la Constitución Española. Como puede leerse, n dice que España sea un estado laico, ni laicista. Un Estado laicista es un Estado que ignora deliberadamente las creencias religiosas de sus ciudadanos, y cuyo único mandato a sus gobernantes respecto de la religión es precisamente no tener en cuenta las creencias religiosas de nadie y actuar independientemente de ellas.
Todavía muchos españoles conservan en la memoria que la Iglesia se puso al lado de Franco en la rebelión militar, y no es que los sacerdotes y monjas no tuvieran sus razones, porque la radicalización de la II República les llevó a cometer el error histórico de quemar iglesias y conventos, con la consecuente perdidas humanas y destrucción del patrimonio histórico y cultural (detrucción del 50% del barroco español). Que es lo que el Papa quiere que recodemos cuando refiera a la década negra de los años 30. Otro piensan que la II República les trajo luz y libertad, como un nuevo Renacimiento español. Sin embargo, acabamos en una guerra civil o incivil.
Secularismo es lo mismo que laicismo o independencia de toda confesión religiosa, cuya etimología viene de secular, clero que vive en medio de la sociedad humana y no en claustro. Sí es cierto en España cada día somo más demócratas y tolerantes, pero nada tiene que ver con los años de la II República marxista estalinista, e intolerante con la religión católica. sabemos que con una juventud dedicada a rezar el rosario no se prostera, ejemplos de tibetanos y otros estados teocráticos.
Otros se dicen que son católicos no practicantes, esto es una antítesis, no se puede ser católico sin practicar, el bautismo es consecuencia para ser católico, pero no condición única.
Otra gran parte somos ateos, que no cremos en la existencia de Dios, porque Dios es invento de los hombres para los fines inquisitoriales de poder y de meter miedo. Por ello ya se quitó el infierno, lo cual demuestra que nunca existió, y si no existió el infierno porque existe el cielo, porque creen en la otra vida y no creen en la reencarnación de los buditas. Toda teología esta sometida a los cambios y adaptación a la filosofía de los tiempos en que el hombres y mujeres piensan y viven en sociedad .
Después hay una minoría de españoles que confiesan en otras religiones.
Tras este mensaje lanzado por el Papa, el Gobierno ha evitado polemizar, aunque se ha mostrado sorprendido por la comparación que ha hecho el Pontífice entre la España actual y la de la II República. El presidente del gobierno Rodríguez zapatero hizo un viaje relámpago a los tropas españolas en Afganistán, se piensa que debió recibir al Papa. Sin embargo, creo que hizo bien en “quitarse de en medio”, para no sufrir las presiones directa de su Santidad, a quien no se le puede replicar, y te puede dar un cachete. Aunque sí debió estar para recibir a Benedicto XVI como Jefe de Estado del Vaticano. Esto cómo se entiende, pues muy sendillo aplicando el misterio de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Papa no puede estar enfadado con el gobierno de Zapatero, porque éste, ha aparado la Ley de Libertad Religiosa, que es una patata caliente.
La postura de genuflexión de los Reyes y Príncipes de Asturias ante su Santidad cómo líder religioso, lo veo lógico, pues muchos son los españoles que son católicos practicantes, y muchos los colegios de religiosos que han alquilado autobuses. Sin embargo, la genuflexión de los príncipes ante un Jefe de Estado no me parece bien, y no quiero reiterarme en el misterio de la dualidad: espiritual y política de un hombre vestido de blanco.
La postura de Marino Rajoy es lógica porque es conservador del PP y es el líder de oposición, es gallego, católico no practicante, y la cámaras de televisión dan mucho juego. A Barcelona no irá.
En fin que yo me alegro, porque, al menos, los parados han tenido la mente en otra cosa y no en el pan nuestrto de cada día.
Ramón Fernández Palmeral